Javier Díaz, más conocido como el Eddie Vedder chileno, fue anoche el ganador indiscutido del capítulo de "Mi Nombre Es: El Duelo Final". El campeón de la segunda temporada se tuvo que enfrentar a otro seco del rock: Bob Dylan, en el cuerpo de Marquis Labraña.
En este duelo el hombrón que calca a la perfección el vozarrón del líder de la banda gringa Pearl Jam, mató con la balada "Last Kiss", pasando a la segunda ronda. Peor suerte le tocó al Dylan criollo, pues los nervios lo traicionaron y se le olvidó la letra.
Ya en la segunda patita para clasificar, el Vedder nacional siguió imbatible, dejando en claro por qué está entre los mejores, pues entonó la canción "Daughter" calcadito a su ídolo. "Fue raro y cuático volver a sentir la presión de la competencia, de enfrentar de una al público y al jurado que, esta vez, te dice altiro si quedas o no", verseó a La Cuarta.
- Pero, ahora estás mucho más preparado que antes.
- Por supuesto. Desde el 2011 con mi banda “Piedra Negra” tocamos todos los fines de semana en diferentes partes de Santiago y regiones, así que estoy siempre trabajando en mi voz. Todo sirve, incluso en algunas tocatas se me acerca gente y me dice: “en tal canción debes mejorar esto o cambiar esto otro”.
- Muchos de tus colegas de “Mi, Nombre Es” han estado de tú a tú con sus ídolos. ¿Han podido hacer lo mismo contigo?
- Aún no, pero por mi parte tuve el honor de conocerlo personalmente.
- ¿Y cómo fue eso?
- Fue la última vez que vino Pearl Jam a Chile, cuando estuvo en Lollapalooza.
- ¿Te ofreciste cantar con él?
- ¡Jajajá! No, para nada. Sucede que supimos en el hotel que él estaría, así que un amigo reservó una mesa en el restaurante del hotel, sólo para probar suerte...
- ¿Y aparecio?
- Claro. Andaba con algunos guardaespaldas, por lo que no pude sacarle fotos. Sólo me acerqué a hablarle.
- ¿Qué chacharearon?
- Fue muy breve, pero le dije que él era una persona muy importante para mí, junto con su banda y que era un honor conocerlo.
- ¿Le contaste qué tú lo reemplazas en Chilito?
- Nopos. De puro nervio le dije eso solamente. Tampoco le saqué autógrafo porque estaba muy custodiado, pero fue demasiado buena onda. Cuando terminamos de hablar, sacó una uñeta de su bolsillo y me la regaló.