Cuando faltaban horas para el inicio de la final de Año Cero, programada para anoche, los caporales del 13 tenían una mezcla de pena y alegría. Es que se acababa un programa que había hinchado a los chanchitos del canal con monedas y a la vez reventado el rating.
Según cálculos al ojo, la pomada les recaudó ganancias líquidas, al bolsillo, de 200 millones de pesos. Y qué decir del tantán, que le agregaría a esa cifra 100 guatas más. Así, quién no está feliz.
Un muy buen y encumbrado datero de la estación contó al diario pop que en "múltiples ocasiones" se pensó alargar aún más el chicle para "aprovechar la bonanza", pero al final se decidió por lo contrario para "no matar la gallina de los huevos de oro" y así, por qué no, pensar en una segunda patita para septiembre.
Más allá de las platas y el rating, además le prenden velitas a Año Cero porque logró posicionar en la barra pop la idea de que el 13 cambió, que es otro canal, uno más abierto y pluralista.
"Se tocaron temas y hubo situaciones que antes ni se hubieran imaginado en la pantalla", comentó un productor que trabajó en el reality. "Tal vez hubiera salido una Tanza en otra circunstancia, pero ahora se le sacó mucho más provecho a todo lo que pasó en su entorno, lo que más enganchó", continuó nuestro amigote.
Otro aspecto que destaca de este reality, fue que reencantó a la gente con el género y logró elevar a una figura casi al grado de ídolo con la gallada: Tanza Varela.
De acuerdo con el productor al que se le cayó el cedé con nosotros, la rubia debilidad se convirtió en una figura potente y atractiva en un segmento muy complicado y el que más consume, el adolescente.
"Desde Ballero que no había un personaje así, que marcara tanto. La diferencia entre ambos es que Álvaro fue el primero",