LOS ANGELES.- Hace menos de tres años toda la barra californiana se pasaba tremendas películas en HD con el forro de la cantante gringa Jessica Simpson, chiquilla bien potable que siempre se caracterizó por lucir su tremenda delantera con escotes generosos en los videos musicales.
El problema para la cabra comenzó tras su embarazo, ya que subió cerca de 25 kilos de un paraguazo y todavía no logra que se los lleve el Cuco al infierno de la grasa maldita. Claro, la cabra sigue siendo guapa, pero los medios faranduleros gringos no paran con el bullying ahora que anda por la vida como "Extra Linda".
En esta onda, la rubia habló por primera vez de su complicada situación con la revista People, donde aseguró que "fue la primera vez que estaba embarazada y quería disfrutarlo. Comía todo tipo de chatarra y pensé que se iba a ir todo cuando diera a luz al bebé".
Lo más cuático de todo es que sus dos grandes razones, mismitas que la convirtieron en sex symbol, ahora le hacen la vida imposible durante los entrenamientos. "Mis pechos están muy grandes y no quiero terminar con mis ojos morados" al correr, aseguró la lolita.
