A la 1 de la matina la Quinta explotó a puro perreo. A esa hora, después de una velada cargada al romanticismo pegote, primero con Reik y después con Anahí, el puertorriqueño Don Omar armó la fiesta a todo cachete.
El artista, que harto flacurri está comparado con sus inicios, cuando parecía búfalo hipertenso, volvió a poner las patulecas en el escenario donde, en su anterior pasada (2007), no dejó alma sin mover la pelvis como mala de la cabeza. Y esta vez, obvio, fue puro dancing. La cosa hirvió con el perreo de principio a fin, papá.
Muy a la moda con la onda cinéfila, o sea, con un choclón de bailarines chilenos tipo alienígenas de "Avatar", el "Dale, Don Dale" encendió los fuegos. Al son de "Chequea como se menea", "Sexy Robótica" y un archiconocido popurrí de temones para quedar con la lengua afuera, el compadre cumplió de sobra con la barra pop reggaetonera, que llegó tempranito a reservar el mejor ángulo para aletear con el boricua. Hasta la compuestita periodista Carola Urrejola casi se desarmó marcando el paso de "El Señor de la noche".
Coca Mendoza también vaciló como quinceañero.
Al final, era que no, el "Monstruo" le hizo nanái con los máximos premios.
