El Stand Up goza de buena "salud" en los bares

El stand up comedy hace tiempo que dejó de ser ese bicho raro dentro del humor, esa disciplina que muchos miraban con reticencia y sin entusiasmo. Y ojo, que no sólo dejó de ser la hermana menos agraciada de la chistología: ahora se viste con traje largo, cual Cenicienta en la fiesta de las carcajadas.

Ese tránsito de federica a ricarda no estuvo exento de dolores, de transformaciones y de un rato largo de ser ignorada en la pista de baile, viendo como los Romeos optaban por otras Julietas.

Pero esas fiestas de malas resacas ya se terminaron. Hoy el humor a la paraguaya está en su mejor momento, como diría Ronny Dance, ya que son nuevos escenarios los que requieren de los esfuerzos de estos sacrificados comediantes, que se las ingenian para estar mostrando su mejor repertorio en escenarios que antes estaban destinados a otros actos... Sí, porque la música en vivo y los aullidos de los karaokes cada vez van retrocediendo más ante la galopada infernal de los “standaperos”.

Sin duda que la gran fuerza del stand up ha sido la maravillosa vitrina que algunos han sabido ocupar muy bien para mostrar el género: los festivales televisados.

Éxito

Ejemplos de triunfazos en escenarios como Olmué y Viña del Mar hay varios, como la explosiva aparición de Jorge Alís y sus socios Rodrigo González y León Murillo. Ni hablar del avasallador paso de Natalia Valdebenito por la Ciudad Jardín, y también la correcta rutina de Pedro Ruminot en la Quinta Vergara. Lo suyo aportó igual Sergio Freire en El Patagual, escenario que también vio cómo Edo Caroe se hacía una bestia del estilo.

Y son esas ventanitas bien abiertas las que han permitido el ingreso del stand up a otra dimensión. “El comienzo de la mayoría es en los bares, que es un lugar que permite ir potenciando habilidades y probando rutinas”, cuenta León Murillo, quien se comió todo el circuito chico para estar ahora en los lugares de vanguardia.

“Actualmente estoy más dedicado a hacer mis shows en empresas, eventos privados y teatros, ese es el paso siguiente, pero todo viene después de pasar por los bares y otros escenarios menores”, sopló a la pasadita el calvo y gordo güeno para hacer reír.

Rodrigo Salinas

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“Presentarme en bares es algo que me gusta mucho, pero siempre trato de hacerlo temprano, onda a la hora del happy hour, porque lo complicado de ese escenario es que con copete todos se hacen los chistosos y a mí no me gusta mucho lidiar con hueones curaos, jajajá. ¡Soy como el ‘Rey del Happy Hour’, ese es mi horario ideal!

Por estos días estoy haciendo hartos shows en bares, porque es el mejor lugar para ir probando rutinas. Como la gente está tan cerca, existe ese diálogo que enriquece tu pega. A veces te das cuenta de que un chiste es fome, que no funcionas y preguntas: “¿Es muy fome esa hueáx?x”. ¡Te responden altiro! Así uno lo borra de una del libreto, jajajá.

Siento que esta pasada por los bares me está sirviendo para preparar mis desafíos del próximo verano: volver con Chopico al Festival de Pozo Almonte, porque quiero revertir esas pifias. Y después de resarcirme allí, pretendo estar en Viña del Mar, con una rutina probada en alcohol”.

Bernardita Ruffinelli

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“No he tenido la experiencia de estar en un festival municipal, pero me gustaría hacerlo. Quizá no me han llevado porque mi material no es para nada familiar...

Pero me gusta el circuito en el que me muevo hoy en día: bares, casinos y empresas, porque ahí puedo desarrollar mi humor de la manera que quiero.

En relación a los bares, me presento bien seguido en el Comedy y en Blue Pub. Con todo el tiempo  que ya llevo en esto, he logrado tener un público bien fiel, que me va a ver a diferentes lados. Eso es bueno, pero también hay que saber cómo capitalizar ese apoyo.

¿Cómo lo hagox?x Tengo como siete rutinas diferentes, entonces las voy mezclando siempre, para que ningún show sea igual que otro. Además, soy buena improvisando, así que esa es otra de las cosas que le voy sumando al espectáculo, porque hacer todo el rato lo mismo... Mmm, ya pasaron los tiempos en que un humorista comía seis años con los mismos chistes”.

Pedro Ruminot

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“Siento que ‘El Club de la Comedia’ y el Festival de Viña han sido las ventanas donde la gente ha podido descubrir e ir asimilando qué es el stand up. En ‘El Club’ logramos que la gente se acercara a este género, logramos incluso hacer shows masivos, y lo que hizo el Festival fue amplificar este fenómeno a otros públicos mayores en edad, gracias a las actuaciones de Jorge Alís o León Murillo, por ejemplo.

En lo personal, Viña me sirvió para que más gente viera mi trabajo, pero ir al Festival no significa que te las vas a poder tirar por años, nada que ver. Acá nosotros trabajamos todos los días, todas las noches.

Y esto es muy positivo para el público, porque estamos haciendo algo que ni siquiera los antiguos humoristas realizaron: presentarnos regularmente en escenarios para que la gente pueda ver qué estamos haciendo. Antes a Dino Gordillo o Álvaro Salas había que verlos en la tele o de vez en cuando en un teatro. El stand up está más presente”.

Sergio Freire

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“Hacer stand up comedy es más fácil hoy que cuando empezamos, porque el concepto está cada vez más interiorizado, tanto en el público como en las personas que nos contratan. Antes teníamos que llegar casi que con un manual para explicar qué era lo que hacíamos, pero ahora la gente ya sabe con qué se va a encontrar.

En lo personal, estoy todos los jueves en Blue Pub (Plaza Ñuñoa) y atento a los otros eventos que van saliendo. Lo positivo de esto es que, como es un ambiente aún pequeño, entre nosotros mismos nos vamos recomendando para futuros eventos.

Los bares cada vez están más preparados para recibir el formato, también son más responsables a la hora de los pagos, porque no puedo negar que más de alguna vez tuve que conformarme con llevarme alguna botella de la barra o comerme algo de la carta, jajajá.

Lo bueno es que a la gente le gusta ver humor en los bares y esto crece semana a semana”.

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