El Turrón ahora se gana la vida con pulenta picá

“Turrón” está tan flaco, que hasta bajó los cinco kilos que engorda la tele. Su cambio de pinta es fuerte, tan impactante como el giro que dio su vida. Lejos de los grandes escenarios, hoy el chistólogo tira sus mejores tallas a los clientes que degustan los sanguchitos de su emprendimiento culinario enclavado en barrio Franklin.

“Hace pocos meses que estoy en esto, es la forma que encontré pa’ salir adelante junto a mi familia”, le cuenta con la frente en alto a La Cuarta, mientras abraza a su hijo Lucho Moreno, quien lo apaña en el cototo boliche ubicado en Franklin con San Isidro.

- ¿Por qué estás acá y no en la tele, haciendo reír?

- De hambre no me voy a cagar. Uno tiene que trabajar, aunque no sea en lo que ama, sobre todo yo, que hace poco tuve un infarto y casi me fui cortao.

- ¡Quéee!

- Sí. Con lo comido, lo bailado y lo pisoteao, no me las iba a llevar peladas.

- Al menos lo asumes...

- Obvio. Cacha que el doctor me dijo que debería estar muerto, pero acá estamos, poh. Me operaron dos veces en septiembre y salió caro, como seis palos. Y olvídate que apareció algún amigo... salimos de esto solos con mi familia.

- Saladita la cosa, lo del patatús y lo que costó...

- Sí, estoy con dieta especial, ¡bajé hasta la guata, soy un Turrón light! Y pa’ salir adelante he hecho de todo: vendí huevos, vendo vinos, champaña... Y con todo eso pude abrir mi propio local con un socio, pero pa’ mi mala suerte, al primer día de inaugurado nos robaron.

- ¡Me estái!

- ¡Nooo! Se metieron y nos cagaron con 500 lucas en lomo. Pensé en mandar todo a la cresta, pero entre algunos amigos nos hicieron una vaquita, aunque más bien fue un “lomito”, jajajá.

- ¿Y ahora están listos?

- ¡Sí, poh! Estoy contento en esto. Me gusta pararme afuera del local y echarle la talla a la gente. Acá monto el medio show y me pongo creativo, porque inventé el medio sandwich: el lomo de toro.

- ¿Y qué le lleva?

- Una crujiente marraqueta, su buen trozo de lomo, cebollita frita, queso derretido y un huevo frito, que le da el color amarillo que justifica el nombre.

- ¡La creatividad al servicio del hambre!

- Obvio. De acá nadie se va enojado. Estamos recibiendo a los hambrientos de martes a domingo, de 9.00 a 16.00 horas en el “Jamaica”.

- ¿Sanguchito de gaviota no hay?

- ¿Me querís huear? ¿Te cuento una? Soy el único que tiene Gaviota de Oro, ¡pero de oro, poh! Cacha que cuando armé la grande, el dueño de Broncerías Chile, pa’ que parara de huevear, me regaló una gaviota bañada en oro. Ahí la tengo, y no la pienso vender, jajajá.

- ¿Van famosos al local?

- De repente se aparece Julio César Rodríguez, pero es como los hueones de la tele: no te pescan mucho.

- ¿Por qué crees que los Millenium Show están tan lejos de la tele?

- Cometimos muchos errores, pero también nos pasó la cuenta la inexperiencia. La vez que hablamos mal de Passalacqua (Viña 2001) nos enterramos... ¡eso nos cagó pa’ siempre! Si hoy supiera que esa tontera nos iba a salir tan caro, ni cagando lo hubiese hecho.

- ¿Alguna autocrítica?

- Acá entre los humoristas se salvan siempre los del mismo grupito. Con el Peñeteñe no somos de esos. Nosotros seguimos haciendo eventos, y varios, pero de la tele no nos pescan. Ojalá nos llamen de algún festival.

- ¿Qué te parecen los humoristas de hoy, los que van a Viña?

- Creo que Edo Caroe cae en lo chabacano, en las groserías fuertes, eso no siempre le va a funcionar: debut y despedida. La mina (Natalia Valdebenito) me da terror, en mi opinión se la van a comer con zapatos, mayo y papas fritas, porque este es un país machista. ¿Meruane? Ese hueón vive de las pifias, a mí me daría vergüenza, prefiero retirarme pa’ siempre antes que eso. En resumen, no me gusta ninguno, hueón.

COMPARTIR NOTA