Pocas voces son tan autorizadas para hablar de la tele en Chile como la del maestro Enrique Maluenda. Con 80 peras en el carné, El Príncipe de las Nonitas tiene clara la película, tanto así que se ofrece como salvador y se abre a un posible retorno, pese a que no le agrada mucho lo que se ve hoy cada vez que se prende un aparatito.
“La televisión se ha olvidado del pueblo”, larga tajante el hombre que dio vida a programas tan clásicos como El Festival de la Una y el mítico Dingolondango. Y tiene sus motivos: “Es el pueblo, la clase media y popular la que debe verse representada en la tele, no las elites, y hoy es todo al revés”.
- ¿Cuánta tele ve en la actualidad, máster?
- Poca. Más que nada veo cable, una película de vez en cuando. Pero televisión abierta no veo muchas, porque no me gusta casi nada. Dan muchas teleseries y no las sigo. Y los programas son copias de formatos extranjeros que no dan resultado.
- ¿Falta de identidad?
- Claro. Por ejemplo, “The Voice” busca voces de artistas aficionados, y eso lo hacíamos nosotros en el Dingolondango hace 50 años. No hay novedad ni menos creatividad.
Fallas estructurales
Enrique Maluenda es un tipo que sabe de lo que habla, porque lideró una de las épocas doradas de la tele, cuando las familias se anclaban frente a los televisores, por eso sus juicios tienen peso específico.
“Hoy en día está más vigente la idea de quejarse que de arreglar las cosas. Dicen ‘¡oh, nos va mal!’, pero no buscan cómo revertirlo. También los triunfos son más pobres. Hoy un programa dice que triunfa cuando apenas marca 15 puntos, nosotros llegamos a marcar 80 en nuestro tiempo. Más de alguna vez incluso le gané a Don Francisco”, analiza.
- ¿Y cómo arreglamos este pastelito?
- Si yo tuviera la posibilidad de intervenir, haría un programa que recogiera las cosas que el pueblo quiere ver: poner la música que quieren escuchar, los artistas que admiran, homenajear a los deportistas que les regalan alegrías, si no es tan difícil.
- Pero nos falta un animador... ¿Lo convence alguno de los actuales?
- Ninguno. No hay ninguno que me genere algo. El único bueno que teníamos se nos fue...
- ¿No se anima usted a agarrar el “mic” que hace un tiempo dejó colgado?
- Claro que me animo a volver, pero estos ingenieros comerciales que están hoy a cargo de los canales no toman en cuenta a los viejos. Eso sí, no haría cualquier programa, sino que uno a mi pinta.
- ¿Y se vestiría con sus típicos trajes colorinches?
- Nooo, ya no los tengo. En su momento, me quedaron todos chicos y mi señora se deshizo de ellos, porque ocupaban mucho espacio.
- ¿Dónde fueron a parar?
- Los cambió por plantas para la casa.