Sigrid Alegría tenía una misión difícil en la Gala de Viña. En realidad, un par. Primero, debía demostrar en la alfombra que es la reina vigente del Festival. Segundo, tenía que estar a la altura de la jovialidad de su novio, Alonso Quintero. Y hay que ser sinceros: la colorina cumplió con creces.
Es que con un vestido de tono palidito y muy ceñido a su figura de ensueño, más un peinado relajado, pero muy cuidado, sumado a un maquillaje sobrio, la actriz se robó la primera ovación de la noche, pues fue una de las que salió antes que todos a la alfombra roja.
Lo más sorprendente fue que la Sigrid se veía súper joven al lado de su galán, que se lució como un noviecito de torta, pero de esos pasteles pelolisos.
La pelirroja se las mandó, y dejó claro que a la hora de la moda y el glamour le vienen de perillas. Eso la barra pop se lo reconoció, porque le regaló una ovación junto a su "toy boy".
A potopé la lleva: bellezas se pasearon por la alfombra a tajo abierto | La Cuarta