Felipe: "Los gringos parten de la base que uno es deshonesto"

Si bien Felipe Camiroaga trató de bajarle el perfil al maltrato que sufrió en un aeropuerto de Gringolandia cuando viajaba junto a Katty Salosny para grabar un capítulo de "Animal Nocturno", con el correr de la cháchara fue demostrando la rabia que le dio el haber sido vapuleado por los gringos.

Para los que no cachan el mote, les refrescamos el mate contándoles que ambos animadores se encontraban en el aeropuerto de Miami para de ahí irse al Caribe. Tuvieron que esperar tres horas y fueron mirados como bichos raros por los encargados del papeleo, quienes los provocaron todo el rato.

- ¿Qué onda con los gringos?

- Nos pasó lo que le sucede a muchos latinos y chilenos en Estados Unidos, y ojo, que a raíz de que decidí contarlo, mucha gente me ha dicho que les ha pasado lo mismo.

- ¿Qué sentiste?

- Es un desagrado viajar a un país que  no te reciban con un buenos días y todo te lo encuentren malo. Es un país tan lindo, pero no dan ganas de ir.

SAPEANDO

Camiroaga se sintió observado todo el rato. "Estás en la cola y ya estás nervioso", comentó a medida que la ofuscación iba subiéndole.

Y es que, los gringos lo sapearon todo el rato y eso que no iba con las cámaras de "Animal Nocturno". "Viajé como cualquier mortal", agregó.

- ¿Y a la Katty también la trataron como las huifas?

- También, igual que a mí.

- ¿Qué te hicieron, específicamente? Aparte de mirarte como bicho raro.

- Me daban órdenes de manera desmedida y lo peor es que no puedes ni reclamar.

- ¿Habrán quedado mal del chape desde que les volaron las Torres Gemelas?

- Siempre han sido así. Ellos parten de la base de que uno es deshonesto, siendo que deberían pensar que la persona es honesta.

OÍDOS SORDOS

Lo anecdótico del viaje, fue que Felipe ha hecho oídos sordos a los peladores que han tratado de cahuinear por su viaje al Caribe junto a su ex polola.

Katherine tampoco pescó, pues apenas volvió a Chile se abrazó a su pololo, Rodrigo Luco; quien la recibió con besos y abrazos y sin un atisbo de celos.

Karen Punaro M.

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