Pensando que el caregallo les podía quemar sus delicadas pieles de loba, llegaron hasta la yapla Las Salinas de Viña del Mar las muy piolitas que mueven el jiumanbodi en Fiebre de Baile.
Como había que recibirlas como el Pulento manda, una disco con terraza que se incrusta ahí mismito en la arenita, hizo de callejón oscuro para que las criaturas y mutantes se arrimaran al escenario y concha acústica que se armó para que se manifestaran libremente según los ritmos que perillaba DJ Almeja.
Claro que antes de ponerle bueno al dancing, el lote llegó al lugar en una limusina 4x4 con los neumáticos lisos, de donde se bajó el Lolo Peña abrochándose los tolompas.
Pero lo que sin duda dejó a los tiburcios con patas levantando carpas para capear el sol, fueron las pasadas que las chiquillas se mandaron sacándole brillo al mítico caño, mmm.
NADA DE TÍMIDAS
La encargada de prender la mechita de esta party playera fue Tanza Varela y su trikini fucsia. Con dos maromas de temer y tres intentos fallidos hizo aullar hasta a los lobitos marinos.
Según especialistas, con el flaco metálico algo les pasa a las nenas, es por eso que cuando le llegó el turno a Nidyan Fabregat, se notó que hasta le cambió la cara.
Claro que esa fue una menundencia, miren que la españolísima dejó a todos pidiendo agua salada con las piruetas que regaló domando al tubo.
La que se la jugó mojándose hasta la patitas fue Anita Alvarado, quien gracias a unas rejas papales se salvó de que algún pulpo-bañista se llevara parte de su cutis como trofeo de guerra.
Los galanes que intentaron lucirse con el caño fueron Uri Uri, un hiperventilado Enzo Corsi, Golden y sus slips celestes sin pelá de forro, y el infaltable Junior Playboy, al que hubo que bajarlo con guardias del escenario para que el grupo pudiera volver a Chago.