[Fotos] La historia de la diosa paraguaya de Manos al Fuego

Con sus encantos que saltan a la vista y casi sin querer queriendo, Patricia Aguirre, la paraguaya infartante de "Manos al Fuego", de Chilevisión, lleva un saldo a favor en lo que a rupturosas amorosas ajenas se trata.

Claro, pues a la guaraní le basta con menear un poquito las caderas pa' hacer caer a los débiles machotes jaguares. Pero esta pega también le ha traído su lado ingrato, porque en la calle no faltan los que la tratan de lo peor.

"En la calle me gritan rompehogares", cuenta con carita de pena la diosa. Aunque ojo, que a ella también le ha tocado estar del otro lado, como le pasó hace unos años, cuando el "Peluche" Dueñas, el mismo que la trajo a Chilito, trató de propasarse con ella. Así que ya saben, no sean pesotes: si la ven en la calle, trátenla con puro amorsh.

- ¿Le cambió la vida esta peguita?

- Sí. He salido en portadas de diarios y me invitaron a programas de televisión a contar mi llegada a Chile, y eso que ya llevo dos años por aquí.

- Y contó su rollo con Roberto Dueñas...

-Tuve que tocar ese tema, es algo que no puedo evitar, ya que cualquier persona que me busca en Google se encuentra con eso.

- De más... ¿Por qué cree que ha llamado tanto la atención?

-En otros trabajos, como por ejemplo en “En su Propia Trampa”, yo estaba más escondida, porque era un poco peligroso, y algunas veces se trabajaba con delincuentes y personas chantas. La idea era no arriesgar más de la cuenta y evitar represalias. Ahí trabajé casi oculta seis meses.

- ¿La gente la reconoce en la calle?

- Sí, me reconocen. Algunos me dicen rompehogares o “robamaridos”, supongo que la mayoría es en buena onda.

- ¿Le complica que le digan cosas en la calle?

- Me causa gracia, porque me lo tomo como un chiste. Lo que me sorprende es lo cariñosas que son algunas mujeres cuando me saludan en la calle. Creo que me dan las gracias por lo que estoy haciendo.

- ¿Cuándo aparece de nuevo en el cocido?

-La otra semana voy a ser una extranjera que busca trabajo en un estudio jurídico, y ahí es donde vamos a probar a los hombres...

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