Aunque el cantante inglés Sam Smith fue el gran ganador de la versión 57° de los premios Grammy, sin duda que Madonna supo robarse otra vez las cámaras, primero con su vestido que le dejaba el trasero al aire, y luego con un show de primer nivel.
Como es habitual en estas citas, las féminas se robaron todas las miradas gracias a sus vestidos de diseñador, varios de los cuales optaron por dejar muy poco a la imaginación.
Y, para variar, ricuritas como Beyoncé y Kim Kardashian acapararon las lentes de los fotógrafos.