Todos los rumores de que la diva no iba a cantar las canciones enteritas como en Río de Janeiro, Rihanna los confirmó de una anoche en el Estadio Nacional. Pero igual la barra quedó cachilupi con la regia.
La morena nacida en Barbados dejó a todos pochitos de tanto oírla cantar y verla mover su cuerpecito de película, tanto a los de galucha como a los que pagaron hasta lo que no tenían por verla así de cerca.
Partió con “Rockstar 101”, cantando y metiéndole dancing como sólo ella sabe.
Después, sin pausa, pasó a “Man Down”, oportunidad en la que hizo corear “Santiagooo” a la barra prendida. Y siguió con “Umbrella”, donde se tiraron unos fuegos artificiales, vino una parte acústica con “Unfaithful” y empezó a ponerle tijeras a la presentación, que siguió con “Love The Way You Lie”, sipo, que en castellano es “amo la manera en que mientes” y empezó a mentir, porque la cosa empezó a hacerse cortita con los temas, igual que en Río de Janeiro. ¿Qué onda, Ririx?x
Fueron como 15 minutos de métale acústico para acortar, sin siquiera parar para cambiarse de ropita.
Pero igual los fans quedaron locos con el rockeo que se mandó la cabra con el tema “Can we found love”, continuó con “Diamonds”, la barra se prendió más, siguió con las misma pilchas y de pronto, tras una hora y diez minutitos... ¡se acabó el show, cabritos y cabritas! ¡Pa’ la casa!
Pero algo los dejó contentos, ya que Rihanna fue clarita al gritar: “¡Volveré a Santiago de Chile!”.
Si cumple su palabra, tendría que ser un show de 110 minutos: los 20 que quedó debiendo y los 90 que ojalá entregue.
Al final, la frase de La Jueza Carmen Gloria Arroyo sentenció: “Lo pasamos bien, pero con gusto a poco”. Y sería.