Cuando el solcito se pone más ardiente en el cielo, la famosa boquita de Sandy esboza una sonrisa picarona. Es que la guapa ama el calor y adora broncearse acariciada por el caregallo.
"En octubre ya me empiezo a poner bikini y subo a la azotea de mi edificio, a tomar el sol. ¡Me encanta!", cuenta la argentina, quien añade que "mi colita está mejor que nunca, eh".
- Debe causar sensación tostando su figuraza en la piscina...
- ¡Jajajá! No te puedo mentir, che. Casi siempre dejo algún quilombo o se produce uno que otro problemita en alguna pareja.
- A veeer, ¿cómo así?
- Es que cuando me instalo con mi bikini en la sillita, no falta el hombre que me pega una miradita y se olvida que su mujer está al lado, así que se va de codazo o le pegan su buen reto. ¡Yo les juro que no es mi intención!
- Malula nomás. ¿Le gustan los trajes de baño iñi piñis?
- Sí. Soy de usar los bikinis bien chiquitos. Es que no sólo lo hago por gusto, sino que por mi trabajo.
- ¡Ahora me va a decir que le pagan por andar infartando hombres!
- ¡Jajajá! Nooo. Es que como trabajo en revistas, tengo que usar trajes donde se muestra harto, y lo ideal es que no se vean marcas del bronceado, por eso debo tomar el sol con prendas diminutas.
-¿Tiene quién le ponga el bronceador?
- ¡No! Estoy buscando.
- ¿Le gustan las playas de Chilito, Sandy?
- Me fascinan. Incluso me gustan más que las de Argentina, porque aquí corre menos viento, ¿me entendés?
- ¿Y eso influye en el bronceado, mijita?
- No, pero podés tomar el sol tranquilita, no terminas comiendo arena, jajajá. Eso sí, lo único que no me agrada tanto de las playas de acá es que el agua es muy fría, entonces como que me congelo.
- Oiga, ¿le gustan los mariscos?
- Si algo tengo que agradecerle a Chile es haber sumado los mariscos a mi dieta. En Argentina ni los comía, pero acá los probé y ahora hasta me encanta cocinarlos. ¡Son una maravilla!