Los planes en la feliz pareja conformada por Pamela Díaz y Manuel Neira se están concretando en menos de lo que dura un pitcher para 15.
Cáchense que el ex ariete de Unión Española agarró sus pilchas y rajó ayer rumbo a Turquía para empezar a mostrar sus dotes pichangueras en algún club de aquel lejano país.
Neira tomó el avión con destino a Estambul y a la pasada se limitó a señalar a los capos de la prensa que "por ahora sólo voy a ver mi contrato, por lo tanto no quiero hablar porque no tengo nada concreto".
Y así como el chicuelo ya está finiquitando los primeros pasos que dará en este 2008, su esposa Pamela Díaz está esperando reponerse lueguito de su nuevo enchulamiento para ir a acompañarlo por allato.
Le tocará. Sobre este viaje Pamela nos contó que está terrible de feliz, pero igual prefiere irse tranquila por las piedras.
"Estoy bien contenta, pero voy a estar tranquila cuando vea que esté todo concretado y Manuel esté en el estadio jugando su primer partido por su nuevo equipo. Ahí recién estará todo bien", nos copuchó.
- ¿Cuándo te tocará viajar a ti?
- No sé cuándo me toque, tendrá que ser en un par de semanas, cuando ya me sienta bien de la operación.
- ¿Cuánto tiempo estarías fuera de las tierras pop?
- No tengo idea, pero ojalá que sea por mucho tiempo.
- Esa onda.
- Sí, pero te repito que quiero tener todo confirmado para contar más detalles, porque quiero que a Manuel le vaya muy bien allá en Turquía y en cualquier club al que vaya a jugar.
PABELLÓN
Para los que tengan la memoria frágil, les recordamos que Pamela Díaz visitó nuevamente el quirófano el pasado fin de semana, donde le achicaron las lolas, le hicieron una liposucción y le subieron el cucu, operación que fue todo un éxito y que la tiene en reposo por lo menos unos 15 días. Hasta el momento la morocha ha respetado con tutti las indicaciones de la doctora Chomalí, la galena que también dejó como nueva a Patricia Maldonado hace unas semanas, quien le indicó que no se moviera de su casa y reposara cada vez que se sintiera mal.
A. Brieba/M. Castro