Los tiempos de la televisión son cíclicos. Toda fórmula que alguna vez pasó por la pantalla chica tiene opción de regresar, si el contexto se lo permite. Ejemplos hay varios, pero el caso de "Gigantes con Vivi", de Canal 13, es uno de los más claritos en la programación chilensis.
La pomada de Vivi Kreutzberger cultiva la exitosa y ultra probada fórmula familiar patentada por su padre, el ya mítico Don Francisco. Ella es, sin necesidad de apellidos, la heredera más evidente de los "Sábados Gigantes" de antaño.
Su programa es una adaptación, una versión 2008 creada por quien desea navegar a través de las tranquilas aguas de una época que ya pasó, pero que de a poco se reposiciona entre los gustos de la barra.
En vivo, la hija del principal animador criollo no sólo se da maña para invitar a los dueños de mascotas que quieran mostrar las gracias de sus regalones, sino que también les da espacio a todas esas atracciones caseras que tanto dieron que hablar hasta inicios de los 90.
Su lenguaje coloquial y su estilo en onda kermesse, que incluso envuelve al público, se ha convertido en una verdadera alternativa para los parqueados del sábado.
Las chácharas con famosillos no golpean ni sacan papitas, pero sí crean ambientes de complicidad. Misma que quiebra con astucia Pablo Zúñiga, una especie de Felipe Avello evolucionado que sabe hasta dónde llegar. Tras intentarlo por años, el rucio por fin obtuvo un espacio pa' destacar. Las cámaras ocultas, eso si, guatean pesado.
Por Jorge Ruz Arias