"Gigantes con Vivi": La agotada fórmula de los sábados

Desde hace unos meses que el peor enemigo de Vivi Kreutzberger es su propio estelar. Con un innegable ángel capaz de prender a cualquiera, sin quererlo la hija pródiga de Don Francis se ha trillado por obra y gracia de su programa.

El asunto es tan sencillo como lógico. Tras una considerable cantidad de años de éxito, en los cuales la animadora hizo gala de toda su naturalidad y capacidad de improvisar, el cocido sabatino de Canal 13 se tornó repetitivo tanto en sus contenidos como en sus invitados.

En esa onda, el programa dejó de presentar novedades y mantuvo la misma línea, provocando una suerte de "ciclo eterno" que en la presente temporada no ha permitido distinguir entre lo nuevo y lo añejo, entre el capítulo actual y sus parientes cercanos del pasado.

Por ese litro, la oda a la simpleza de Vivi dejó de llevar la batuta (porque los gustos cambian) y le brindó protagonismo a otras aristas, algunas con éxito y otras no tanto. Entre los aportes destaca el "humor diferente" de Pablo Zúñiga, quien tras probar suerte en un lote de programas, por fin encontró una vitrina estable. Sus quiebres no son como los de Avello, pero igual regalan frescura. El regreso de las cámaras indiscretas también ha dado frutos, aunque es bueno recordar que el hecho de contar con una cámara no otorga chipe libre.

En la vereda opuesta está Patito, el péndex de buena memoria que   debe aprenderse fomeques libretos. ¿Acaso en boca de niños los chistes suenan como nuevos?

Por Jorge Ramiro Ruz

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