Llevaba años esperando el momento de volver a verle el caracho al Monstruo, de hecho, tuvo que esperar 15, por lo mismo para Gigi Martin fue una tarea más que cumplida haber hecho reír a toda la Quinta en su gran noche.
Claro que la cosa fue súper compleja, tanto así que tuvo que alejarse de los placeres más ricos de la vida, como peinarse en el ring de cuatro perillas con su mujer.
¿La dura? Así al menos lo contó en exclusiva al diario pop en el cocido "Loco Harry's", hasta donde llegó calentito, y no porque quisiera jugar al emboque, sino que porque venía recién bajándose de la Quinta.
- Amigo Gigi, ¿qué hace acá en vez de estar dele que suene con su iñora?
- ¡Jajajá! No he tirado con mi mujer hace tres semanas...
- ¡Pero cómo! Y nosotros que lo teníamos de ídolo...
Es que con los nervios todo se me fue achicando... parecía pelota de playa: ¡hasta el pituto se me fue pa’ dentro!
Y todavía no puedo, porque estoy con la adrenalina arriba... además que va a querer que me pare arriba del velador, el vuelo del cóndor... ¡aaah!
- ¿Y cuándo nos vamos a poner al día, máster?
- Espero que luego... porque todavía ando con la adrenalina arriba y el “otro” abajo, jajajá.
- A usted le fue la raja solito en la Quinta, no como a Mauricio Flores. ¿Qué sintió cuando a su ex partner casi se lo comió el Monstruo?
- Siempre he sentido un poco de pena por Mauricio. Tal vez la diferencia es que yo siempre me he preocupado de hacer un buen show.
- ¿Ahí está la diferencia entre cómo le fue a uno y al otro, entonces?
- Cuando éramos Melón y Melame las puestas en escena las hacía yo. Yo no sé si es un defecto o una virtud, pero tengo ojo pa’ saber cuándo es el momento y cuándo no.
- ¿Cómo resume su paso por Viña?
- Lo que viví estos últimos 15 años fue demasiado fuerte, triste y doloroso. Yo sabía que podía levantarme y lo hice en Viña. Me saqué una espina.