Gonzalo Valenzuela es un galán. Las féminas que trabajan con él quedan atrapadas por sus encantos que, pa’ que nos hacemos las lesas, están a la vista. Eso es lo bonito... Pero como en toda telecebolla de la vida real, también hay un lado penca: Cada chicuela que se flecha con su anatomía, como que pierde la memoria.
María Gracia Omegna, su pareja televisiva en “Papá a la deriva” (Mega), hace varias semanas está en todas las bocas farandulera tras ser captada muy junta con el actor.
La rubiecita antes de Valenzuela mantenía una relación más que estable, de 5 años, con Fernando Guzzoni, un piolita director de cine, que estudió periodismo un rato. Cuando Mega partió las grabaciones de su teleserie marinera, el elenco viajó a Valparaíso. Era mediados de abril. En esa fecha la protagonista de “Papá a la deriva” estaba emparejada. Largaba coquetona que en Santiago había dejado a Guzzoni cuidando los perritos, que eran como sus hijos.
Dos meses después empezó a correr el rumor de que el idilio de los coleguitas había traspasado la ficción, dejando como trapero al eterno pernil de Omegna. Pero este no es el único hombre herido que habría dejado Valenzuela. Su paso por TVN también anotó un damnificado. Verónica Soffia, su compañera de elenco de “No Abras La Puerta”, y quien hasta ese momento era la pierna suave del cantante Nano Stern, al poco tiempo de empezar a trabajar con el ex de Juana Viale, fue cachada muy enyuntada con el susodicho.