Los años de enfermedades y sufrimiento terminaron para el comediante Guillermo Bruce, porque falleció ayer a los 78 años, víctima de un paro cardio respiratorio.
El emblema de los shows revisteriles y programas tales como Éxito y Sábados Gigantes, donde arrasó con el clásico Pinto, Paredes y Ángulo estaba enfermo de cáncer a la próstata desde 2006.
El pasado sábado el actor estaba bien de salud y de buen ánimo. Celebró su santo con algunos amigos y familiares, e incluso pidió almorzar garbanzos con longaniza y en la tarde "pidió unos completos sólo con chucrut para celebrar y un vaso de cerveza", relata Eddie Bruce, el hijo del comediante con el que vivió sus últimos años (ver recuadro).
Pero ayer cerca de las 15 horas su hijo, Eddie Bruce, decidió llevarlo de urgencia a la Posta Central debido a que estaba sin apetito, no escuchaba y no coordinaba las cosas.
En el recinto asistencial le pusieron oxígeno, sin embargo, horas más tarde sufrió de un paro cardiorrespiratorio que terminó con su vida a las 18:50 horas, pese a que estuvieron reanimándolo durante 20 minutos.
ÚLTIMAS HORAS
Bruce empezó su carrera en las tablas como actor allá por los años 50. No pasó mucho tiempo en que se metiera de lleno en la comedia y en los espectáculos en lugares como el Bim Bam Bum y otros de la bohemia de antaño.
En los 80 era figura fija de los principales sketchs tevitos y sus últimas apariciones en la televisión fue en Morandé con compañía.
Sus restos serán velados en la Parroquia Asunción, ubicada en Vicuña Mackenna con Marcoleta, una vez que su cuerpo salga de la Posta Central.
EL DELICADO ESTADO DE SALUD CON EL QUE VIVIÓ 10 AÑOS
Junto con el cáncer a la próstata que le empezó el 2006, un año sufrió un accidente cardiovascular que le paralizó la mitad del cuerpo.
"Recuerdo que hace 10 años estábamos actuando para la revista de Vilches y se desmayó. Creo que fue un problema de presión y de ahí partió la triste vida que llevó en adelante", nos contó Beatriz Alegret, más conocida como La Tía Tetta.
Ya retirado de los escenarios, Don Guillermo se fue a vivir con su hijo Eddie a una modesta casa ubicada en Santiago Centro, situación extrema que generó campañas para reunirle fondos para su ayuda y que el gobierno le diera una pensión de gracia.