Aunque los actores las tienen que hacer todas, el papel que le tocó a Matías González en "Infieles", lo dejó con el medio dolor de nuca.
El hijo del "Coco" Legrand debutó en la serie califa, no como el león que termina hincándole el diente a una ricarda fémina, sino que como el ya tradicional gorreado chilensis.
Mi socio interpretó a "Sammy", un pastel curagüilla, tan fanático de los videojuegos, que deja de lado a "Natalia", su monumental mujer, a quien además engaña con una diosa (Marcia Sáenz) más rica que el pan con chancho. Obviamente, los jotes no tardaron mucho en darse cuenta que la mujer del "Sammy" estaba sufriendo, por lo que su amigo y empleado, decidió hacerle las tareas.
El califa aprovechó una noche que su jefe terminó como huasca de tanto chupar y jugar con sus videojuegos, y se mandó el medio combate cuerpo a cuerpo con "Natalia", que no dudó en decir upa chalupa.
Claro que al final "Sammy", que despertó porque los polis lo fueron a buscar por "robarse" un plasma que le iba a regalar a su amante, pilló pilucho a su empleado, por lo que amenazó con cortarle las colgantes apenas los polis lo soltaran.
