Con un show ambientado en lo tribal, Iron Maiden salió anoche al Estadio Nacional con ene fuego, prendiendo el recinto de Ñuñoa repleto de chascones que disfrutaron del nuevo disco lanzado el 2015.
Luego de 15 minutos de retraso comenzó el chasconeo brígido. Como es habitual en cada uno de sus aterrizajes en nuestro país, la fanaticada se entregó apenas vio al grupete que lidera Bruce Dickinson en el escenario. La patota pagó la espera sonando como cañón y el vocalista tuvo a sus discípulos de entradita a sus pies. “No saben lo hermoso que es para mí venir a Chile. Ahora conozco a los chilenos que los considero mis amigos”, gritó el ex pelilargo desatando un griterío que se escuchó en varias cuadras a la redonda.
A pesar de ser su octava visita al país, los rockeros no quisieron ir a la segura y desde un comienzo le dieron duro a los temones nuevos, por sobre el repertorio más antiguo de la bandita.Luego de casi una horita meneando la cabezota comenzaron los fuegos que prendieron más a los rudos.
Uno de los momento más pulentos del show fue cuando apareció Eddie, la mascota de la tropa. Un perico en zancos dio vida al personaje que intentaba pitearse a los integrantes de la banda, al final Bruce se lo piteó quitándole el corazón y lanzándolo a toda la gallá que no pudo contener la emoción.
Hasta Murdock llegó a mover el muñeco
El boche comenzó desde tempranito para los fanáticos del metal en el coliseo ñuñoino. Desde las 7 de la mañana de ayer comenzaron a llegar los chascones güenos pa’ mover la cabeza, seguidores incondicionales de Iron Maiden, que fueron repletando las dos entradas habilitadas para el ingreso al estadio del pilucho, por Avenida Grecia y por Marathon.
A las 5 de la tarde, un poquito antes que se abrieran las puertas, la gente estaba agolpada con sus camisetas negras pidiendo agüita por los 30 grados de calor que hacían en ese momento. Entremedio, hasta el Lagarto Murdock abría el hoci de puro calor, pero concentrado en ver a su ídolos. “Estoy muy feliz de poder ver a los grandes del heavy metal. Voy a mover la cabeza hasta que me dé torticolis en la muñeca del humano que me maneja”, lanzó al diario pop el muñeco anaranjado que causó furor entre los pailones. Pocos de los que pasaron al lado del reptil metalero se pudieron resistir a pedirle una selfie y hasta un besito de su dientuda boca.