Se suponía que llegaría mañana, pero John Travolta se adelantó y ayer sorpresivamente pisó al mediodía el aeropuerto de Santiago.
El actor de Hollywood, con ya 58 años a la espalda, trajo su buena facha e intensos ojazos azules a estos lares, convidado por la línea aérea australiana Qantas, de la cual es rostro desde el 2001.
John vino con la misión específica de darle la bienvenida al primer vuelo directo entre Sydney (Australia) y nuestra capital, que arribará mañana a las 09.55 horas. Qué chori, ¿no?
Apenas estuvo en tierra firme, el cofla que movía el esqueleto en Grease se mostró buena tela y disponible para saludar y sacarse fotos con quien se le cruzó por delante. Na' de divo, no hubo minuto en que se le borrara la sonrisa y estirara los bíceps para abrazar a los sapiolas que querían puro saber si era de verdad o de cera.
Tras los saludines y trámites para ingresar limpiecito al terruño, el más natre de Contracara se las emprendió a descansar a un hotel del barrio alto. En Chilito le espera una cotota agenda de reuniones y conferencias de prensa, pero como el hombre no es na' leso, está diciendo que pedirá la guía para ir a tirarse unos pasos por ahí. También supimos pa' callado que anda con así un diente y quiere puro mandarse un popurrí de nuestros manjares culinarios.
FANÁTICO
Travolta tiene una larga carrera en la pantalla grandota, cosa que la barra pop cacha de sobra. Fiebre de sábado por la noche, Mira quién habla y Pulp Fiction, son algunos de los filmes que ha protagonizado y han dejado una chorrera de ganancias a la industria cinéfila.
Sin embargo, este oriundo de Nueva Yersey no sólo gasta el tiempo haciendo películas taquilleras. Desde pendejo es fanático de la aeronáutica, cómo será que cuando tenía 20 años juntó las chauchas y se compró un humilde avión para él solito. Ahora, ya de mayor, fue por más y se rajó con otro poco de billete para meterle chala a un Boeing 707.