Kenita Larraín es buena de adentro y ayudó a los coquimbanos

Kenita Larraín, la nueva reina de la Pampilla, dejó pochita a la Corporación Gabriela Mistral de Coquimbo que atiende a niños con discapacidad y en riesgo social, luego que donara a esta fundación su premio de reineta.

El monto asciende a 5 mil dólares, algo así como 2 millones y medio de palitroques de los nuestros.

La maniquí le hizo entrega del suculento cheque a los jefes de la Corporación, los que fueron acompañados de un montón de peques que fueron pura felicidad.

El billullo, les servirá a la administración de los chiquillos del Gabriela Mistral para solventar algunos de los insumos diarios que ocupan los niños del centro, que llegan allí con limitaciones mentales derivados desde los tribunales de familia y que dependen de la misma para tener una mejor calidad de vida.

Jorge Honores, uno de los caporales de esta iniciativa, señaló que este "es un aporte importante. En el centro tenemos que atender una serie de necesidades urgentes y estamos muy agradecidos de lo que ella ha hecho. Además del dinero, María Eugenia nos ayudó a volver más visible nuestra situación", comentó Honores. Además de atender a los chicocos de Coquimbo, en la Coorporación reciben niños de la Primera a la Cuarta Región.

Por su lado, el alcalde porteño Cristián Galleguillos, soltó que a su parecer este gesto de desprendimiento habla muy bien de Kenita. "Ella donó su premio a este centro que tanto lo necesita y eso es digno de elogio, porque el dinero lo ganó a través de su trabajo", verseó.

Mientras, la rubia solo atinaba a regalonear con los peques. “Estoy cumpliendo lo prometido y cada vez que pueda les voy a colaborar, ellos estuvieron a punto de cerrar y estoy segura que este aporte les viene muy bien y eso me deja súper contenta”, soltó, dejando ver a través de sus ojos azules, una profunda emoción.

Recorrido por La Pampilla

En esta ocasión, Kenita demostró ser muy inquieta y, acompañada del alcalde Galleguillos, recorrió los cerros pampilleros, visitó algunos campamentos, entró a algunas casas y compartió con las familias.

De pasadita, se paseó por la Cruz del Tercer Milenio, se sacó fotos con quién se le cruzó, paseó en un barco pirata, se puso la camiseta de Coquimbo Unido y se comió una cazuela que la dejó con energías para seguir recorriendo la ciudad del norte. Como una verdadera reina.

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