La hizo tan piola como pretende que sea su vida de ahora en más. Es que la tarde del domingo, a eso de las 20:30 horas, Kenita Larraín se casó por la iglesia con su actual pierno ante la ley, el empresario argentino Sergio Fabián Ader, en una ceremonia que contó con 120 invitados que murieron en la rueda desde que recibieron el parte, hasta que salieron del brillo a eso de las 5 de la mañana de ayer.
La rubia dio el sí vestida de blanco, y obviamente ‘con velo’, porque a esa altura del partido ya no estaba para sorpresas, completando un ciclo que comenzó el pasado 11 de julio, cuando se casó en la exclusivas Islas Maldivas del continente asiático, justo frente a las costas del Océano Índico, donde sólo después de vivir una intensa luna de miel regresó a Chilito para legalizar la unión.
"Fue nuestra opción hacerlo en privado en esa ocasión, tal como quisimos que sucediera anoche (el domingo)", le contó la maniquí a La Cuarta, feliz de haber logrado su objetivo pese a que los capos del programa "Intrusos", de La Red, igual lograron captar escenas de la ceremonia.
"La idea fue hacer una celebración para nuestros más cercanos, porque necesitábamos compartir con ellos nuestro amor", agregó Larraín.
El casorio se celebró en el centro de eventos Casona Cañaveral, en el Arrayán, con total hermetismo y sólo con los amigos y familiares más apegados a la pareja. "La mitad fueron invitados extranjeros, familiares y amigos de Sergio que viajaron desde Argentina, y amistades mías que vinieron de Perú", detalló la rucia al diario pop.
Teyible japi
Aunque la citación para llegar al casorio fue a las 19.30, la ceremonia recién comenzó a eso de las 20.30 horas. "Fue una noche mágica e inolvidable. Estoy muy enamorada y feliz", resumió Kenita, especialmente 'japi' porque se la jugó por una unión que representara tanto a su religión, la católica, como a la de su marido, que es judío.
Detalle que el mismo Ader destacó en cháchara con La Cuarta. "El momento más emotivo fue el honor que me dio esta mujer maravillosa al hacer una Jupá (nombre que reciben las bodas judías) en honor a mi familia y nuestras tradiciones", relató.
Y no fue el único gesto de la noche, ya que la ex de Bam Bam y el Chino Ríos ingresó a la ceremonia tomada del brazo de su padre bajo la versión en hebreo del clásico éxito del tenor Andrea Bocelli, “Por ti volaré”.
Tal como si hubiera salido de un cuento de hadas, María Eugenia avanzó al encuentro de su pierna peluda en un salón ambientado en morado y con un traje de novia "que me compré en el extranjero".
Tras el rito y el correspondiente calugazo, la pareja pasó derechito a la fiesta, donde la rubia se cambió de ropa para lucir un vestido blanco de seda natural y gasa, con plumas de avestruz en la cadera, diseñado por Rubén Campos. El maquillaje y peinado estuvo a cargo de Mauricio Cid, y la producción quedó en las manos de Juan Simon.
Finalmente fue la misma Kenita quien escogió al grupo “Celebrity” para amenizar el dancing, y aunque al parecer fue un garzón al que se le cayó el cassette (le tomaron una foto antes de la llegada de los invitados), la rubia remató con un claro: “nada pudo detener nuestra felicidad”.