El amor a prueba de balas de Rodrigo Wainraihgt por la peruana Angie Jibaja se fue al freezer desde que la linda Pamela Díaz entró con las garras afiladas.
A estas alturas, cuando La Fiera lleva una semanita creyéndose gladiadora en Pareja Perfecta, su ex pololo sintió tan, pero tan presionado su corazón de melón por su presencia, que de a poquito empezó a dejar en la banca a la cabra de los tatuajes locos. Su intención: concentrarse en la recién llegada.
Wainraihgt primero usó la técnica mulini de hacerse el leso con sus acostumbrados besuqueos a Jibaja, ya fuesen bajo la luz de la luna o entre las sábanas de los catres pareados.
Luego le dio por no pescar a la buenamoza, inventando cualquier cabeza de jurel, si dicen que más de una vez salió con la empaná que andaba con jaqueca. Para rematarla le echó mano a la clásica ley del hielo.
Como buena chicuela avispada, no pasaron muchos minutos para que Angie se percatara de que el abogado farandulero la tenía para el chuleteo y, peor aún, que mucho tenía que ver la Díaz en su cambio de actitud.
Con la tontera clara, la pareja se puso en pie de guerra y secaron las gargantas de tanto discutir y poner los puntitos ya saben donde.
Los sapos de agua dulce cuentan que entre Rodri y la musa pé murió la flor y el macetero completo. “Wainraihgtt desde que entró Pamela, casi ni pesca a Angie Jibaja y ella anda muy mal”, dateó otro anfibio que se gasta las mansas orejas.
¿Y qué dice Pamelita? En los rincones de la casona de Pirque la ven de lo más feliz, se levanta con la corona de reina puesta y cada vez que le da la gana le chanta el látigo a su ex.
Ya se agarró a palabrotas con la queteconté y le dejó bien rayada la cancha a ella y a todas las cabras del encierro.