La "Jueza" tuvo audiencia privada con Bernardo

Carmen Gloria Arroyo se arrancó de los teléfonos para sacar humito con el cuarentón en camarines

Los malpensados dicen que uno de los  primeros rounds que se mandó  a escondidas la linda telefonista Carmen Gloria Arroyo fue un llamado de emergencia a su prete, Bernardo Borgeat. ¿La tarea? Una bien rica, ayudarla a estar despierta  durante las 27 Horitas de Amor.

Por eso a nadie le extrañó que cerquita de las 3 de la matina de ayer, el parrillero glamoroso llegara casi en punta y codo, cosa de que ni un cahuinero de la prensa cachara los motivos por los que merodeaba el Teatro Teletón.

Pero como al equipo pop no se le pasa ni una, no tardamos nadita en pillar al otrora rival de Joche, dando vueltas por bambalinas y echando miraditas al lunar más sexy de la tevé criolla.

"¿Vendrá de macabeo o calzonudo?", nos preguntamos bien cachudos y como nos gusta respondernos solitos, aquí hicimos lo mismo al ver la arrancadita que se pegaron los enamorados a camarines. Nidito improvisado donde aplicaron la misma táctica que usan los chicos reality de Pirque cuando se trata de sacarse las ganas, "cortito, pero fogoso". Aunque en este caso sin el cacho de tener ramitas picaneando entre las presas o las pompis.

Nadie lo sabrá

"Él (Borgeat) anda por otras cosas en la Teletón", verseó Carmen Gloria cuando le preguntaron del encuentro más ardiente del sábado. Aunque  la justiciera se anduvo tostando por tanto cargoseo a su corazoncito. "Hoy sólo hablo cosas de Teletón", sentenció sin permiso para que ningún preguntón apelara.

Por otro lado, al canoso le faltó chamullo para desementir la arrancadita. "Estuve un rato con ella. (...) Cuando haya algo que reconocer, lo vamos a reconocer, pero ahora no hay nada", soltó antes de irse a jotear a la Vedetón, donde le comentó a sus más cercanos que de seguro le iban a tirar las orejas y citar al estrado por andar mirando carnitas tan tiernas.

Pero una que soltó el casete, dividí y VHS, fue Vale Ortega, colega de la justiciera y que con una frasecita dejó en claro lo afectuoso del encuentro.

- Vale,¿ pudiste sapear qué onda  Bernardo y la Jueza en camarines?

- Todo pasando chiquillos, todo pasando.

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