José Miguel Viñuela lo intentó cientos de veces durante las eternas tardes de Mekano, pero nunca lo consiguió. Porque si algo caracterizaba a la entonces tierna Catalina Palacios, era su constante negativa a mostrar su muy bien hechita retaguardia.
Tan así es la cosa, que tuvieron que pasar largos años hasta que ayer la rubia angelical se descuadró con un sexy bikini colaless en el desfile de candidatas a reina de La Pampilla.
Con los ojos y el pelo brillantes como el sol, la Cata se mostró sexy y renovada, como si la vida le hubiese dado hace poquito una segunda oportunidad. Con confianza se destapó, jugueteó con los medios e incluso se lanzó al agua pato.
La chiquilla estaba confiada, y todo porque al costado de la piscina del complejo Mistral de La Herradura, vestido de gorro y mochila en la más onda universitaria, Jonathan Shenberg, un joven israelí, babeaba observando a la mansa rucia por la cual había viajado desde su tierra natal.
Es que hace tres semanas que el cabro y la joven cantante vienen protagonizando una acalorada novela de amor a través de nuestro país, viajando por diferentes sectores del sur y sólo haciendo un aro para ser parte de la competencia de popularidad que anoche se definía (ver nota aparte).
Ambos se conocieron durante un viaje que Cata hizo hace pocos meses a Tierra Santa, y en pocos días agarraron vuelo.
“Agradezco tu pregunta, pero no voy a hablar de mi vida privada… estoy súper contenta”, fue la escueta respuesta que la chica tevita dio ante la interrogante de su renovada y liberal faceta, ad hoc con su carrera de cantante de pop electrónico dance.
Consultada sobre la noble duda de por qué nunca antes había querido mostrar la colita, Cata explicó que "nunca desfilé en Mekano en bikini, no lo había hecho ni en televisión ni en ninguna parte".
- No sé si me había dado cuenta…
- Es que es distinto acá, en una piscina, al aire libre, donde el contexto es totalmente coherente.
- Eh, si poh…
- En una piscina, en un día de sol, ponerse un traje de baño es lo más coherente del mundo. No me sentí incómoda para nada, todo lo contrario, disfruté de meterme al agua. Nunca he sentido pudor de ponérmelo en la playa o la piscina, nada de eso. Me daría pudor desfilar en bikini en un set de televisión, porque saldría del contexto de mi mente, de mi forma de ser.