Kim Kardashian será mamá nuevamente. Sin embargo, esta vez prefirió no embarazarse y optó por un vientre de alquiler.
Y para aclarar las cosas altiro, no fue porque le cuesta mucho bajar de peso tras dar a luz. No, el motivo fue otro.
Claro, porque Kim padece placenta accreta. Se trata de un síndrome que se caracteriza por una excesiva adherencia de la placenta a la pared uterina. Un problema que causa hemorragia vaginal.
Por ello, le pagó a una mujer para que llevara a su hijo. Según el portal TMZ, puso sobre la mesa algo así como 45 mil dólares (alrededor de 27 millones de pesos chilenos).
LAS IMPOSICIONES A LA MADRE DE ALQUILER
Junto al billete, Kim y Kanye le impusieron una serie de cláusulas a la madre de alquiler.
Por ejemplo, la mujer no podrá fumar, beber alcohol, consumir drogas, todas ellas restricciones súper comprensibles. Pero también tiene prohibido tomar baños con agua caliente, teñirse el pelo y comer pescado crudo.
"Quieren que todo sea perfecto y que el bebé tenga buena salud. No quieren ninguna complicación", le dijo una fuente al canal especialista en farándula.
Según se especula, el tercer hijo de Kim sería una niñita. La diosa ya tiene dos retoños: North y Saint West.