Las secretos mejores guardados de "El Chavo del 8"

"El Diario del Chavo" es el libro que Chespirito escribió contando las aventuras del querido personaje antes de llegar a la vecindad. Con un lenguaje humorístico va presentando brígidas historias, las que son definidas como "reales" por Alberto Rodríguez, director de la serie "El Chavo animado", quien no descarta usarlas para próximos proyectos.

"Yo antes pensaba que nunca había tenido un papá, pero luego mis amigos me explicaron que eso no era posible, que todos los que nacen es porque antes su papá se acostó con su mamá. Lo que pasó fue que yo no conocí a mi papá. O sea que nomás se acostó y se fue". Así empieza "El Diario del Chavo".

Luego asegura que conoció a su mamá, "pero nomás tantito. Como ella tenía que trabajar, todos los días me llevaba a una casa que se llamaba guardería, y ahí me la pasaba yo hasta que mi mamá regresaba después a recogerme (...) Un día  no pasó a recogerme. Y los demás días tampoco", se lee en las primeras páginas.

Luego viene el tiempo del orfanato, donde no la pasó nada de bien: "La encargada principal era la señora Martina, la cual siempre estaba de mal humor y les pegaba a todos los niños. A mí una vez me sacó sangre de la nariz y luego se enojó porque manché mi ropa con la sangre", narra el Chavo en primera persona.

HUIDA

La pasa tan mal, que decide arrancarse, pero no sabe cómo. Un día llorando de impotencia le contó a su guardadora, entonces ella dijo: "Haberlo dicho antes", y le abrió la puerta".

Ya en la calle le tocó vivir con niños en riesgo social. Fue ahí donde conoció la parte fea de los humanos:  "Tenían una bolsa de plástico, la cual tenía algo adentro; algo que olía parecido a los talleres que pintan autos". También vio la muerte de uno de sus compipas: "Lloré mucho". Por eso, cada vez que se sentía en peligro o triste, se escondía en un barril que era basurero.

Y así, arrancando de esos malos momentos, llegó a la vecindad, donde se instaló a vivir con una viejita  en el depto "8". Nunca se vio su casa ni la abuelita, pero el libro deja entrever que estaba acompañado por una mujer que trabajaba mucho "y que le temblaban mucho las manos (...). Ella siempre decía: 'Dios tendrá que hacerme el milagro de que alguna vez me dejen de temblar las manos'. Una vez llegué a la vivienda y me di cuenta que ya no le temblaban las manos; y ella toda estaba quietecita, quietecita. Creo que la enterraron al día siguiente".  

Nunca se supo el verdadero nombre del Chavo, ya que cada vez que lo iba a decir alguien lo interrumpía. En un capítulo, Don Ramón le pregunta y él responde bajito: "Filiberto". Al no entender bien, le replica: "¿Fili qué?", y el Chavo, para ocultarlo, dice que se llama "Chente" (nombre de su mejor amigo en el orfelinato, que murió enfermo), una buena estrategia para tratar de ocultar su nombre.

Pero acá le podemos contar que el nombre completo del Chavo es Rodolfo Pietro Filiberto Raffaelo Guglielmi, se lo puso Roberto Gómez Bolaños. Curioso, porque es el verdadero nombre de Rodolfo Valentino, el primer latin lover que la rompió en el Hollywood de los años 20.

MUERTE

Otra de las cosas que han salido a la luz es que en una visita que Chespirito realizó a Perú en el 2008, soltó que había pensado un trágico final para el Chavo. Su idea era que el personaje muriera atropellado tratando de salvar a otro niño. 

Ante el consejo de su hija sicóloga, quien le advirtió que no lo hiciera así, ya que los niños podrían responder con actitudes mucho más graves y osadas, incluso el suicidio, Chespirito desistió de su idea.

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