Le cuelgan milagro a Camiroaga

Me declaro no creyente, pero acepto que la devoción popular es fuerte. Tras escuchar la historia de la señora Ester Rojas, todo puede pasar. Incluso un milagro...

Si hay gente que se toma una pastilla con toda la fe del mundo para mejorarse de alguna enfermedad, por qué ella no puede encomendarse a Felipe Camiroaga, rezarle e incluso armarle un altar…

En la localidad de Puente Negro, en la Región de O'Higgins, vive la protagonista del que ya denominan el primer milagro del Halcón de Chicureo. Ester tiene 92 años (nació en 1921) y hace siete sufrió un terrible cáncer mamario que sólo se pudo frenar con la amputación de una pechuguita.

Después vinieron tortuosos años de medicamentos y tratamientos en el Hospital de Rancagua, que ella decidió terminar abruptamente a fines de 2007. ¿La razón? Estaba cansada, sin ánimo y con una depresión que la tenía postrada en cama.

No caminaba, sólo se movía en silla de ruedas. Los dolores le pasaban la cuenta por las noches. "Me daba una pena enorme verla, mi mamá se me estaba apagando en vida. Era terrible", nos comenta Amalia Martínez, hija de Ester.

MADRUGADORA

Como mujer nacida y criada en el campo ha madrugado toda la vida. Y apenas abre sus ojitos lo primero que sintoniza en la tele a color es el Buenos Días a Todos.

"Veo el matinal de siempre. Me ha acompañado todo este tiempo y la muerte de Felipe todavía no la supero", cuenta Ester entre lágrimas y al borde de la cama. Justo al frente está el altar donde hay un crucifijo, velas, una fotografía de Juan Pablo II, figuras de vírgenes... y la imagen del Pipe.

"Cuando supe lo del accidente armé este altar y me puse a rezarle (…) Todos los días me comunico con Felipe", nos relata Ester, para enseguida agradecerle al animador por haberle dado "las fuerzas para seguir viviendo. Gracias a él volví a caminar. Fue él quien me dio otra oportunidad. Si no fuera por él yo no estaría acá".

Ester recuerda que tras dejar los tratamientos terminó en cama y no se levanto más: "Sentía que mi cuerpo estaba paralizado. No tenía fuerzas para mantenerme en pie ni menos para caminar".

Su hija añade que "los médicos venían, la revisaban y nada. Ella sólo le rezaba a Felipe".

EL MILAGRO DEL PIPE

El accidente que terminó con la vida de Felipe y la de varios compañeros de matinal ocurrió el 2 de septiembre de 2011. Ese día Ester y su hija, con velas en sus manos, no podían dejar de llorar frente al altar.

"Cuando nos enteramos de la noticia, creí que mi viejita se me iba. Pero también me di cuenta que algo cambió en su rostro", relata Amalia. Fue a partir de ese momento que Ester, con una devoción y entrega totales, postrada en su cama, comenzó a rezarle sagradamente 2 o incluso 3 veces al día a Felipe.

"Ella tomaba un rosario, fijaba la vista en la foto de Felipe y oraba. Pasaban horas y ella no dejaba de empuñar su mano para sostener el rosario. A veces entraba como en trance", recuerda su hija con la garganta apretada.

Hace un mes aproximadamente sonó el teléfono en casa de Ester, que se ubica a espaldas de una quinta de recreo de nombre El Arriero. Amalia iba a contestar cuando se topó cara a cara y de pie con su madre. Ester, tras años postrada en cama, estaba parada y hablando por teléfono.

"La miré y le dije que era un milagro. No paraba de llorar. Ahí mi madre me tomó la mano y me dijo que Felipe la había ayudado, que fue él quien la hizo volver a caminar".'

"HAY VECES EN QUE LA MEDICINA TIENE QUE TOMAR PALCO"

Ester nunca más fue al hospital de Rancagua, pero César Andrade, médico del consultorio de Puente Negro le siguió la pista a este caso.

"En los meses previos a sus rezos, la señora Ester presentaba una atrofia de los tejidos y órganos en sus extremidades inferiores (...) A eso hay que agregarle una depresión muy fuerte, lo que finalmente la mantuvo postrada en su cama, sin poder moverse ni desplazarse por sus propios medios. Estaba muy complicada y su familia, al igual que la señora Ester, empezaron a pedirle ayuda Felipe", contó al diario pop el facultativo.

Pero hay más, ya que Andrade terminó con la siguiente reflexión: "¿Sabes? Hay veces en que la medicina tiene que tomar palco y dejar que las cosas fluyan".

La atrofia por desuso ocurre por falta de ejercicio físico. En la mayoría de las personas, la atrofia muscular es causada por no utilizar los músculos lo suficiente. Por ejemplo, quienes tienen trabajos sedentarios, padecen afecciones que limitan el movimiento o que tienen una disminución en los niveles de actividad, pueden perder tono muscular y sufrir atrofia.

Este tipo de atrofia se puede contrarrestar con ejercicios o una mejor nutrición.

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