El miquéi: Leidy Viveros volvió más rica que nunca

Hace un buen tiempo que la querida Leidy Viveros no se aparecía por nuestro terruño. La colombiana de infarto se había mandado a cambiar pa' sus tierras y de pasada aprovechó de recorrer el Caribe y Centroamérica.

El resultado de tan largo viaje, que duró cerca de seis semanas, fue que la diosa de ébano terminara mucho más morocha de lo que es. "Me dediqué a tomar sol, disfrutar y estar tranquila con mi familia", verseó la tostadita.

- Se echó harto bloqueador, me imagino.

- Por supuesto, si uno quiere llegar bella hasta el final de los días y no andar arrugada como pasa. Hay que ponerse bloqueador en el cuerpo. Además que hay que protegerse del cáncer.

- ¿Por dónde estuvo recorriendo?

- Hice una pasadita por Colombia, donde visité a mi familia y después me dediqué a recorrer los lugares que más me gustan. Después estuve en Punta Cana, donde lo pasé increíble.

- ¿Qué tan bien?

- Es que uno de verdad no se puede imaginar la cantidad de cosas que se pueden hacer cuando se está vacacionando. Lo primero fueron las discos, que son soñadas.

- ¿Carreteaste mucho?

- Era imposible no hacerlo, además que pagué un paquete que incluía el hotel y algunas salidas, y además pagué otro paquete especial.

- ¿Y qué contenía ese paquetito?

- Era uno especial para entrar a las discos, en donde en vez de estar tomando abajo con todo el mundo, yo tenía mi mesa en un segundo piso.

- ¿Y la agüita de hierbas era más cara arriba?

- Eso era lo mejor, porque si uno pagaba los 300 dólares que costaba el paquete, tenías derecho a tomar lo que quisieras.

- ¿Le pusiste mucho, mi Leidy?

- Si yo contara, ¡uuuuf!, el vodka se transformó casi en agua, pero uno se sabe comportar.

CON POLOLI

- ¿Pinchaste mucho por allato?

- No, ¿cómo crees? Si yo no andaba sola, estaba con mi novio. Así que siempre tranquila por ese lado.

- ¿Y ni siquiera una miradita pa'l lado?

- Bueno, no puedo mentir, en realidad que a uno a veces se le va la vista para el costado, pero tampoco es como para decir que eran tan, tan espectaculares. Aunque habían unos españoles que estaban bien guapos, hay que decirlo, jajajá.

- No se le vaya a enojar la pierna peluda...

- No puede, seguramente que a él no se le desviaba la mirada.

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