Aún no termina la pesadilla de Leo Caprile, tras las quemaduras que sufrió su cogote en un centro de estética del Parque Arauco el viernes pasado. Porque resulta que ahora el bisturí deberá hacerle un par de repasaditas más, para ver si aseguran dejarlo tiqui taca en estas pasadas.
Nadie mejor que Leíto puede definir el agrio momento por el que pasa. "Pucha que estoy quemado (...) Mira el próximo viernes entraría de nuevo a pabellón y la otra semana puede que tenga una operación más. Sin duda que esto se complicó, de algo medianamente simple se ha convertido en un proceso que tomará dos o tres semanas más", comentó a La Cuarta el convaleciente Leíto medio hastiado ya de tanto trajín.
- Se te nota chato con el asunto...
- Es latero y perjudicial porque tenía una agenda, distintos compromisos con los que cumplir y que se ven afectados por todo esto.
- Con el sustito, demás que necesitas ayuda de un especialista pa' pasar el trauma.
- Imagínate que yo tuve que llamar a la ambulancia y cuando llegó, no nos dejaban salir del estacionamiento por no haber pagado el ticket, con la gravedad del asunto, fue heavy. Por eso no descarto tener que ir con algún especialista porque estoy estresado, como con efectos post traumáticos.
-¿Tomarás acciones legales contra los chantas?
- Eso se verá más adelante, con todo este proceso uno se desgasta. Quiero concentrarme en mi recuperación y me voy a tomar todo el tiempo necesario para estar sano.
- Oye Leo, ¿era tu primera vez como cliente?
- Había comprado ahí algunos productos, pero nunca usado las maquinarias que ofrecían. Obviamente uno cree que todo está perfecto, no era una oferta de un barrio, era en un mall de Las Condes.
- ¿Qué te parece que las autoridades no hayan encontrado el aparato que te funó y a falta de permisos cerraron el servicio?
- Ese tema lo desconozco. Ahora si la máquina no está, tendrá que aparecer.
SEREMI
La seremi de Salud Metropolitana, Rosa Oyarce, ayer se presentó junto a dos especialistas en cosmetología para fiscalizar el polémico centro de estética. "Verificamos que el establecimiento no tenía el permiso sanitario y las personas no pudieron acreditar sus competencias en el minuto", disparó la autoridad que no tardó nada en poner el letrerito que prohíbe a los pillines ponerle los dedos en la cara a cualquier cristiano.
"El local queda con prohibición de funcionamiento hasta que cumplan los requisitos. Pueden seguir vendiendo sus productos, pero no pueden atender haciendo limpiezas, tratamientos o embellecimientos", acotó Oyarce.
Lo más llamativo fue que ni la máquina de vapor que quemó a Caprile, ni ningún otro aparato similar fueron encontrados en el acucioso control. "Nosotros debemos tener la evidencia y en el lugar no estaba el equipamiento. Sólo encontramos productos con los que hacen los masajes, las camillas y ningún equipo. Lo que sí verificamos fue que los productos (cremas o aceites especiales) no tienen autorización del Instituto de Salud Pública y el local no contaba con la autorización sanitaria", remató.
De aquí en adelante se realizará un sumario que podría traerle una sanción máxima de 1.000 UTM, poco más de 38 millones de pesos.