Luismi brilló en Antofa y su corista le cantó al oído

Decir que Luis Miguel se mandó un show perfecto, sólido y de antología es casi de perogrullo, pero nobleza obliga.

Una vez más, el cuate se las mandó en tierra chilena. Esta vez, su talento lo desplegó a raudales en las místicas Ruinas de Huanchaca.

A las 21.00 horas en punto, el “Sol de América” apareció en suelo antofagastino para encontrarse con sus fanáticas, que enloquecieron con cada gesto, paso y, sobre todo, con cada canción que el mexicanote les regaló en una noche fantástica.

El espectáculo que presentó en el norte fue muy parecido, casi calcado al que mostró en el Festival de Viña del Mar.

Puros clásicos y éxitos se pegó el "Luismi". Uno tras otro, temas como Suave, Palabra de Honor, boleros y otras baladas imperdibles de su extenso repertorio encandilaron a un público en su mayoría femenino, que quedó sin garganta de tanto corear y gritar por el ídolo azteca.

Y aunque el hombrón les dio harta bola a las nortinas, pues se mostró muy cariñoso, amable y dicharachero, era otra la voz que le robaba la atención al charro: la de su corista Lucila Polak, una rubia despampanante.

Y no porque fuera la única nena con micrófono, sino que los sapos dicen que el guapetón le está haciendo los cortes a la chicuela y que en Argentina ya los habrían visto bien cariñositos.

Lo cierto es que Luis Miguel, apenas acabó el show, se subió a su jet con rumbo a Santiago, donde pasó la noite.

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