Una maratón de romanticismo, bailoteo y griterío infernal de féminas de todas las edades será la que se vivirá en los conciertos que se pegará Luis Miguel este 17, 18 y 19 de noviembre en el Movistar Arena, porque el cabro estará cantando casi 3 horas sin parar.
Cerca de 160 minutos de música y parafernalia en vivo son los que el exitoso cantante órale tiene contemplado pegarse acato. Pese a todos los rumores que decían que el cabro estuvo este año malito de salud, igual nomás se entonará sus clásicos temas, tales como Dame tu Amor, Con tus Besos, Si nos Dejan y Que Nivel de Mujer, entre muchos otros, siendo en total 30 canciones las que componen el programa de cada velada.
El show se dividirá en tres partes: La primera dedicada a los boleros, seguida por su habitual mariachi y el final con un segmento dedicado a sus hits lentos y buenos para el sangoloteo. Entremedio se despacha cuatro megamix y de su reciente disco Labios de Miel, interpreta el tema homónimo y otro llamado Tres Palabras, los que se suman a los temones de sus otros 25 discos grabados en estudio.
CONMOCIÓN
Entre la comitiva que trae Luis Miguel al terruño, se cuentan 75 personas, entre asistentes y técnicos. Su escenario llegará desde San Luis, Argentina, en 15 camiones, además de 4 contenedores que arribarán por vía aérea.
Tamaño armatoste en el que el ídolo chamacón hará su show es de 22 por 15 metros, y será iluminado por la no despreciable cantidad de 80 luces móviles y lámparas de 2000 watts, además de pantallas gigantes de 5.000 metros cuadrados.
Para que los asistentes no tengan atados y lo pasen a todo cachete en el concierto, se dispondrán más de 200 guardias de seguridad que velarán para que a nadie le choreen la cartera, la billetera o el celular.
NO QUIERE NA'
En lo que respecta a sus peticiones personales, el artista de 40 abriles no se anda con chicas y ya mandó una serie de peticiones a los productores nacionales que de seguro los deben tener con la cabeza agarrada a tres manoplas. La más cuática es el agüita de Fiji para refrescarse la garganta y dos tubos de oxígeno que hace años que suele ocupar en sus shows para que no le guatee la voz.
Para su camarín exigió 12 rosas blancas sin espinas y 150 toallas de diversos tamaños, en los colores blanco y negro. Cuando le dé el bajón, Luis Miguel acostumbra tener una mesa llena de té, café, sandwiches y galletas de varios sabores. También pide desayuno y cena para su comitiva que queda con el tonto diente después de cada concierto.
Todavía no se sabe el nombre del hotel en que roncará a pata suelta el ex de Mariah Carey, pero de seguro que sea el recinto que sea, se quedará en la suite presidencial. Una vez finalizados sus conciertos, Luismi tendrá una semana de descanso, para presentarse el próximo 25 y 26 de noviembre en el Estadio Vélez Sarsfield de Buenos Aires.