A Manuel García, a sus 41 primaveras, le ha tocado vivir de todo en su carrera como cantautor de más de 20 años.
Desde su Arica natal, y siendo apenas un pingüino, pescó la guitarra y creó sus primeras canciones para elevar la voz del pueblo durante la época de transición, cuando todavía se palpaban claritas las diferencias políticas que hicieron nata durante la dictadura.
Siempre inquieto y poniéndole ñeque a sus creaciones, se le podía ver cantando en peñas comunistas, actos de detenidos desaparecidos y cualquier evento solidario, experiencias que lo hicieron meterse en uno que otro atado: "Una vez no sé cómo llegamos a tocar a una fiesta de militares en un Club de Yates. Canté temas de Silvio, de Ángel Parra, hasta que un militar, que fue muy generoso, me tocó el hombro y me dijo: 'Vaya tranquilo, pero váyase... Hacíamos lo que el corazón y nuestra vocación nos decía", confesó Monolete.
El ruliento llegó a la capital a mediados de los 90, fundó el grupo Mecánica Popular y luego lanzó su carrera solista que con tres discos lo tiene como emblema de los nuevos cantautores de Chilito.
Actualmente, Manuel vende todos los tickets de cada tocata que ofrece, y es número fijo en cualquier brillo que le pidan, sea en un bar, evento ciudadano o en el pasado Festival Lollapalooza, donde fue invitado por sus compipas de Los Bunkers.
"Con mis amigos Camila Moreno, Chinoy, Gepe, Nano Stern y Javier Barría; ahora estamos en la constante encrucijada del Folk Star. Está bien que haya shows donde toquemos nuestras canciones conocidas, pero no puede faltar el artista universitario desconocido que toca en su barrio o en su pueblo. Es un sustento importante. Si no se da eso, se producirá el arquetipo del Folk Star, que sólo toca con sus amigos, en su núcleo, sin escuchar a nadie más".
- Demás que te tienen ene envidia en el medio...
- Con Mecánica Popular íbamos harto al Casi en Serio de Leo Caprile, porque le caímos muy bien. De ahí me llegaron comentarios de que me había vendido, pero lo que hace equilibrio es cuando los artistas sí están comprometidos y demuestran consistencia con lo que cantan y hacen. Mientras más tratamos de hacernos profesionales, más llegamos a la figura de artista intocable. Hay que saber cómo sobrellevar esa carga.