Nuevamente a Mario Horton le tocó la pega difícil en “Chipe Libre”, un guachón misterioso que sin decir ni pío, derritió más de una falda que disfrutó del primer episodio de la nocturna del “13”. Y hay que decirlo, tras varios intentos fallidos de este humilde servidor, sólo a Horton le salen seductoras esas caras de califa.
“(Franco) Es un hombre muy solitario, no cree en el compromiso, después vamos a ir descubriendo que tiene un pasado como complicado, con una historia familiar fuerte”.
- No sea amarrate y cuente más, ayúdeme a ayudarlo, pa’ ganarle a los turcos.
- (Risas) Perdió a sus padres y se siente un poco culpable por eso. Entonces no cree mucho en la figura del matrimonio, de la pareja estable, en el amor y por ende tiene una pareja ( Javiera Díaz de Valdés), pero puertas afuera.
- Se manda solo el hombrón...
- Valora mucho su soledad, su independencia, su autonomía hasta que aparece Julieta (Fernanda Urrejola) que está en su chipe libre. Ella le empieza, de a poco, a fisurar esta estructura que tiene y lo empieza a sensibilizar, a transformar.
- Y usted Marito, ¿cree en el amor ‘hasta que la muerte los separe’?
- Sí, obvio. Lo he pensado antes, hay personas que encuentran un amor para toda la vida y otras que no nomás. Me parece que no puede ser una ley determinista para toda la humanidad, hay relaciones que he visto que funcionan por 60 años y mueren felices. Y otras que tienen diez amores en sus vidas.
- Pero supongo que le gustaría llegar a ser nono acompañado.
- En lo personal creo que debe ser bonito envejecer con alguien, la frase suena armada, pero es bonito compartir la vida con alguien al lado, tener proyectos en conjunto. Es mejor la vida de a dos, pero la soledad también es valiosa y hay que saber vivirla.