Nadie duda que el niño símbolo de la tragedia en la mina San José fue Mario Sepulveda. El hombrón vió la peli en Gringolandia y no pudo contener la emoción. “Me la lloré toda”, dijo.
Como pocas cosas en la vida, “Los 33” tuvo a SuperMario pegado a la butaca, quietecito. “La película está buena, porque para tenerme dos horas sentado me tienen que mostrar una cosa muy buena, porque si no chao, me aburro y me paro. Si yo soy cero protocolo”.
- ¿Cuándo vio la hazaña en la pantalla grande?
- La primera vez la vi en Los Angeles, y me la lloré. Aparte que estaba muy procupado de hacer observaciones. Después la volví a ver con los gringos, y ellos se llegaban a recagar llorando, se hacían los duros, pero se limpiaban los mocos con un pañuelo donde se le caían los mocos.
- ¿Qué escenas le trajeron más recuerdos?
-Muuchas, por ejemplo cuando llega la sonda es un momento muy emotivo. Y la que más me marcó es cuando las mujeres están afuera haciendo fuerza, que fue lo que finalmente hizo que nos sacaran de ahí, eso me marcó, porque me imaginaba a nuestras familias sufriendo por nosotros.
- ¿Cuál fue la parte que más le gustó de la pelicula?
- Cuando repartíamos la comida, es una escena que siempre me va a marcar, porque existía mucha unidad de cada uno de nosotros, y cada vez que repartíamos esa cucharadita de té, había un gracias pero con el alma, y cuando la ví representada, me marcó mucho y me emocionó.
- ¿En que quedaron todas las demandas por el accidente?
-Yo ya me aburrí de eso, porque Chile en términos de justicia desanima, y en esta oportunidad no tuvo ni la osadía ni la grandeza para retomar cartas en el asunto. Haber puesto por ejemplo un castigo severo para que no se cometan más estos errores, quedó todo tirado. En la mediana minería todo sigue igual, con corrupción y todo eso.
