La abuela de la mujer más descuerada en Chilito y en Argentina, Mirtha Legrand, se ha mantenido como tumba y cada vez que la llaman para cahuinear por el escándalo que protagonizó su nieta, Juana Viale, su asistente responde: "La señora no va a hablar al respecto".
Los medios ché afirman a pies juntitos que, esta vez, el problema doblegó a una de las mujeres más fuertes en las comunicaciones trasandinas.
A tanto ha llegado la chiripiolca que Legrand ha cancelado sus actividades y no ha querido aparecer públicamente.
Quizás se deba a que habría tenido un encontrón con Viale el pasado 21 de abril, según publica .
Ese día la actriz de "Mal Parida" habría llegado bien piolita a la casa de su abuela para buscar las llaves de la vivienda del Golf Club Argentino, donde iba a instalarse con una amiga.
No contaba, eso sí, con encontrar enyeguecida a su abuela, quien se mandó una pataleta monumental. No se guardó nada y dicen que combos iban y venían, venían y venían.
La sentá duró casi una hora e incluyó gritos, reproches, lágrimas y hasta una levantá de mano de la joven en un intento de hacer que su abuela cerrara la sanguchera.
"Nunca vi a Juana de esa forma. Estaba desencajada y no recapacitaba. Cuando Mirtha le dijo que había arrastrado a la familia al fango, la chica se enfureció. Ella está muy triste y golpeada. Ella dice que no se hace cargo de lo que haga su nieta, pero esto la desubicó totalmente porque no esperaba una cosa así", dijo la fuente citada por Caras.
Este lunes la actriz nominada a los premios Martín Fierro rompió su silencio con un breve comunicado en el que se refirió a la mansaca que dejaon sus patitos con el ex ministro de economía, Martín Lousteau.