Esta semana el jucio que se lleva en contra del médico de Michael Jackson, Conrad Murray, podría dar un giro, ya que la defensa quiere sostener que el Rey del Pop era un adicto.
El cardiólogo está siendo acusado por homicidio involuntario, pero quiere a toda costa demostrar que no tuvo na' que ver en el deceso del artista.
Aún no está claro cuál será la estrategia de sus leguleyos, pero desde hoy llamarán al estrado a una serie de expertos en el medicamento propofol, con el objetivo de demostrar que Jackson se lo hacía rechupete y causó su propia muerte.
El doc afirma que quería curarle su aficción por la leserita esa, pero reconoce haberle administrado 25 ml de propofol, luego que otros sedantes como el lorazepam y el midazolam no surtieran efecto en su cuerpo.
