Nicole Natalino debe ser uno de los mejores ejemplos de la busquilla generación pingüina. Nacida en 1989, la rubia soñó desde pichicha con ser cantante, logrando superar la cargante barrera de la vergüenza a los 11 años, cuando junto a otros tres péndex formó "Ciao", la banda popera que tiempo después derivó en "Kudai".
Reconocida tanto por su belleza como por su angelical voz, la chiquilla creció como una "Luis Miguel" más (niña artista), hasta que ya de grande le dieron los turururus y optó por dejar la agrupación adolescente en su mejor momento para volar con alas y en especial con chauchera propias.
PROFESIONAL
Es que la chiquilla es de verdad y luego de cachar que el negocio redondo en que estaba metida chorreaba menos que helado de invierno, decidió volver a Chile para trabajar en lo propio. Así nació "Eternidad", su disco debut lanzado a fines del año pasado y que durante agosto promocionará en Colombia, Perú y Ecuador, los mismos países donde se convirtió en ídola gracias a sus giras con "Kudai".
"Cuando estaba más chica me manejaban todo y ahora me estoy haciendo cargo", reflexiona la minurri, explicando que incluso modificó su mote artístico. "Me puse Nico porque todos me conocen por ese nombre", destaca.
Y aunque a la chiquilla le llueven los piropos cada vez que pasea por Las Condes, afirma que "los hombres grandes como que no me miran, es que todavía soy más niña que mujer". "Me encanta mi público juvenil y sigo siendo chica pa' mis cosas", remata con la voz cargada de inocencia.
Por Jorge Ruz Arias