Había que tener herramienta. Después del manso peak de Los Tres, que hubo que medirlo a dos manos porque llegaron a los 15 puntos con que hicieron tira la noche, no era fácil subirse al escenario, por mucho que en el Patagual no hay "mostros".
Pero Edo Caroe tenía una cartita para echar el portón abajo por primera vez en su vida en la pelea de perros grandes, porque Olmué da hartas más cosquillas que una despedida de soltero con Ronny Dance. Hay que admitirlo.
El "Mago" de los monólogos puntúos, que todo el tiempo bordea la tarjeta roja por una patá de la cintura para abajo, invitó a "Oscarito", su medio pollo del chiste, al escenario y la apuesta fue un gol al ángulo, de esos que metía Chupete en México antes que volviera al Colo convertido en un "Liquid Paper"... no ve que así le pusieron a Humbertito por la guata que se le ve con la ajustada polera blanca.
Chiquitito y con ese ñeque que le hizo ganarle a la vida, naciendo de nuevo en los pasillos de la Teletón, "Oscarito" le hizo el homenaje más lindo que pudo encontrar a Mario Kreutzberger imitando a Don Francisco al momento que Caroe necesitaba romper el hielo.
Y "Don Franchico", sencillamente, la rompió. Porque más allá de que la vida no le dio brazos y piernas normales como usted, como nosotros, sí el Pulento le regaló al cubo el don de la risa, y vaya que Óscar Álvarez aprendió a reírse de sí mismo para lograr arrancar sonrisas en los demás.
Por eso que tallas del estilo "¿qué es lo peor en la vida de Oscarito?", con la respuesta "no poder sacarse una selfie", fueron aplaudidas por un Patagual que entendió que la verdadera inclusión es aquella que se da cuando nadie se ruboriza ni se tapa los ojos.
Fue la noche perfecta para coronar el éxito en Olmué, que partió, como decíamos, bien arriba con la redonda actuación de Los Tres. Como en los viejos tiempos y con un Álvaro Henríquez harto más flaco, la banda penquista logró lo imposible: que TVN liderara la noche con un promedio de 11,5 puntos.