Dejó a varios peinados p’atrás cuando demostró sus dotes de cantante en “Mi Nombre Es”, donde Otilio Castro imitó a Mijares, con lo que le agregó una colita a su chapa. Ya no era el “Sapo de Los 80”: ahora era “El Sapo Cancionero”. Y la cosiaca le quedó gustando al actor, tanto que ahora armó su propia agrupación musical.
Otilio Castro y Subanda se llama el proyecto con que el hombre -que se ganó los porotos en “Pituca sin Lucas”, como el “Enri”- le da arduo trabajo a su garganta.
“Tocamos canciones de artistas latinos que la rompían en los años ‘80 y ‘90, como Mijares, Miguel Bosé, Emmanuel, Gloria Estefan y varios más”, explica.
- ¿Y por qué ese abanico de artistas?
- Porque es la música que a mí me gusta, la que canté siempre. Tienen letras románticas, con mucho sentimiento, pero también entregan energía y fiesta.
- ¿Quiénes lo acompañan en este proyecto?
- Tengo la suerte de poder compartir con mi hija Catalina. Ella es profesora de música, y sumó a varios de sus amigos. Es así como se armó el grupo.
- Si su hija es profe, fijo que le tira las orejas, ¿no?
- ¡Jajajá! Es más, ella me hace clases de canto. Se invirtieron los papeles, porque antes yo la educaba y ahora es ella la que me enseña a mí.
- En “Mi Nombre Es” demostró que le pega al canturreo, ¿desde cuándo nace esa afición?
- Yo creo que desde muy chico. En el liceo estaba en el taller de teatro y también en el coro, así que fue algo que siempre me atrajo.
- ¿Era cantor “fogatero”?
- ¡Claro! Me peinaba ahí, cantando esos clásicos inmortales, que son los mismos que pueden disfrutar en nuestros shows.
- La dura: ¿cuántas cayeron con su vozarrón y romanticismo?
- ¡Jajajá! No me vas a creer, pero no me agarré a ninguna mina por cantar.
- ¡Obvio que no le creo!
- Es que mira, mientras yo estaba guitarreando y cantando, eran los otros los que aprovechaban de avanzar con las chiquillas. Yo sólo era la banda sonora de sus romances, jajá...
