Pam cacheteó al Checho por catete

Pamela Anderson anoche no fue la misma rucia canchera, escotada, entretenida y californiqueichon, responsable de tantas noches de insomnio varoniles en la época de oro de los Guardianes de la Bahía.

La invitada especial de "El Hormiguero", estuvo tapada de cogote a tobillo, entera de desenchufada, sin ánimo de participar en las pruebas y, pa' peor, con cero ganas de mostrar ni una pizquita de su onda sensualota que la llevó a ser chica Playboy y cuanta cosa ardiente se le cruzó por su delantera XL.

Tan recata y santurrona estuvo Pam en el cocido que, para empezar, no se contuvo para ponerle un certero cachuchazo a Sergio Lagos por hincharla para  mandar un saludito  "como si tuvieras al frente a tu amante más loco", "como en tus películas", le dijo el flacucho, a través de la cámara, luego que la perla sólo atinara a decir un desabrido buenas noches. Muy señorita ella.

Incluso en la mitad del programa preguntó "hasta aquí llega el show".

Pasado el impasse, Tonka Tomicic y Lagos siguieron con el cocido tratando de que la actriz cachara en qué planeta estaba y se entregara al juego de una.

Pero pese a la traducción simultánea que recibía por la oreja, la gringa entendía la mitad, y eso. Quizás por lo mismo se negó varias veces a participar en las pruebas y cuando se le invitó a acercarse al público, no hubo caso que moviera las  cañuelas.

Lo único rescatable de su paso por la pomada fueron sus pasitos de cueca y una que otra frase típica chilensis, como "guachito carnudo", "a voh quién te dio ficha" y un irónico "busto" que le hicieron con unas sobredimensionadas pechugas.

La minurri estuvo tan collar de melones que las mismas hormigas chuchetas del cocido, dijeron al final que "la lección es que no podemos traer más a figuras internacionales".

Arribo

La desazón e incomodidad acompañaron a Pamelita desde que apareció por la salida internacional del aeropuerto, en su llegada a Santiago, ayer en la madrugada. Los ocho guardias que le tenían dispuestos no la pudieron proteger de los ágiles de la prensa y de la barra presente. Además, un notero quiso filmarla de abajo para arriba, específicamente su colaless, lo que provocó que ella, que se mostró pálida, despeinada y con su cara marcada por el botox y las arrugas, se pusiera a lanzar carterazos a los presentes.

Luciendo una polera apretada, pero sin escote, la Anderson trató de avanzar lo más rápido posible entremedio de la gente hasta la Hummer que se la llevó derechito al pirulo hotel. No sin antes maldecir a tooodos los presentes.

Por Alberto Brieba y Carolina Ruiz

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