Pamela Anderson salió mucho más patiperra y enchufada con nuestra historia, que varias otras figuras del estrellato mundial que han pisado este suelo.
Después de su desabrida trasnochada en "El Hormiguero", ayer la rucia chiquiturri se olvidó del cachuchazo que le propinó a Sergio Lagos, paseando por el litoral central y el parque Villa Grimaldi, ex centro de tortura de la dictadura, ubicado en la comuna de Peñalolén.
patitas al agua
A eso de las 11 de la mañana, la comadre emprendió rumbo- con comitiva de tres van y 7 acompañantes- hacia Isla Negra con el objetivo de visitar la casa de Pablo Neruda.
Pam se dejó caer en las puertas del museo pasado el mediodía, pero como vio tanto turista dando vueltas, reculó en meterse de cabeza a apreciar los cachivaches del vate.
Para hacerla más piola, prefirió comprarse el libro "Los versos del capitán" y sacarle una fotito a Neruda, que luego puso como fondo de pantalla en su celular.
De ahí, se sentó a almorzar verduras salteadas y ensalada a la chilena en la Hostería La Candela, de propiedad de la folclorista Charito Cofré. "Estuvo con nosotros y fue muy simpática. Nada de tonta, ah. Sé que hay varios que le pidieron disculpas por lo que pasó en el programa... Hablamos de todo, sabe mucho de nuestra historia y hasta preguntó por las próximas elecciones", contó la doña sobre su visita, que también aprovechó para mojarse las patitas en el mar.
Con la panza llena, Anderson regresó a las 15 horas a Santiago, con dirección a Grimaldi. Una vez allá, recorrió el lugar por cerca de 45 minutos, se emocionó y dejó una nota recordatoria.
Por Carolina Ruiz M.