Salió como toda una rockstar a comprar en las exclusivas tiendas de Malubú, en California, pero no cachó que un fotógrafo la andaba siguiendo.
Pamela Anderson (45), la flaca que le robó suspiros a millones de machotes en los 90's con su bikini rojo en Guardianes de la Bahía, mostró su peor caracho cuando se sacó los lentes.
Las gafas la salvaron harto rato, pero el sol en pleno rostro y el lente sapiola de un paparazzi dejaron al descubierto lo que las cirugías estéticas le hicieron a la ex conejita Playboy.
Lo bueno es que la lindura (r) sigue igual de ricarda que siempre del cuello para abajo. De hecho, no se puso roja para mostrar los calchunchos que se traslucían con su ajustado vestido.