En Pareja Perfecta ya están que piden un cargamento de camisas de fuerzas. Los encargados de cuidar la integridad de los vagonetas vip cada día no hayan cómo controlarle los monos, sobre todo a dos bellezas que andan tirándose fuego...
Entérese que Pamela Díaz y Angie Jibaja pasaron de andar a las palabrotas, directamente a los tazazos. ¡Y no es chiste!
Este fin de semana las ladys se declararon la guerra total, al punto que en una de sus últimas discusiones la Fiera no se aguantó el impulso y le arrojó la taza con la que se tomaba un rico cafecito. De adentro cuentan que la peruana quedó aullando de pura rabia y si no es porque la atajaron, se tira con propulsión a chorro sobre la humanidad de la morena.
PARTIERON BIEN
Las doncellas de Rodrigo Wainraihgt “no se soportan, no se pasan y eso que en un principio tendieron a llevarse bien, a no tener ningún rollo”, datea uno que se jura telescopio.
Claro, al principio, cuando llegó Pame a marcar territorio, Jibaja se le acercó como una tierna amiguita, le agarró tanta confianza a la recién llegada que le pidió “consejos” para mantener aguachado al Wainraihgt.
La petición no le cayó nada bien a la ex del galán. Fue en ese minuto que se le atravesó completa.
Otra de las razones por las que Díaz tiene en su lista negra a la tatuada, es debido a los pelambres que ésta le ha dedicado a Jean Paul Santamaría, padre de sus querubines. “Eso no le pareció nada bien a Pamela, la encontró muy desubicada en sus comentarios”, aporta otro que le saca la foto a los enclautrados.
Actualmente Angie no se pesca con Rodri, de hecho anda de lo más prendida con la chasca de Sebastián Ramírez, pero ni eso ha sido aliciente para que la yunta de la Maldo la deje de mirar con odio.
QUÉ HACER
La falta de armonía entre estas dos tiene a los cerebritos del programa complicados. Por una, no pueden avalar tanta evidente agresividad y, por otra, les tiembla la mano a la hora de mandarlas para la casa (como generalmente se hace en estas pomadas con los participantes violentos), porque justamente sus atados son los que más cuento dan al cocido.
Varias veces han sido llamadas a la calma, pero la dura que pocazo hacen caso.