Su más tierna y lampiña infancia la vivió en Arica. Marco Antonio López Spagui, el místico esposo de Tonkita que pocos cachan y muchos envidian, se gasta una historia con altos y porrazos como cualquier mortal.
Allá, en la Ciudad de la Eterna Primavera, Marco Antonio, de actuales 53 inviernos, conoció las primeras chiquilinas que le movieron las hormonas y también cachó la onda espiritual. Su madre, Ana Luisa, paraba la olla con una tienda de artículos hindúes exclusivos. "Ana Luisa Spagui", se llamaba el boliche, donde el niño hizo los primeros clics con el Oriente. Su papá, Armando López, se dedicaba a la venta de aceitunas, de esas ricas y grandotas.
La vida de López fue color de rosa hasta que sus viejos se separaron. Ahí se le vinieron los astros encima. Él y sus dos hermanos, viraron a Santiago con la mami, mientras que el suegro de la animadora de Canal 13 se quedó en el norte. Armando se volvió a casar y hace un par de años falleció.
El "Pari", como le dicen los amigos de Tonka, fue el gran ausente en el funeral. Cercanos a los López- Spagui aseguran que por ese tiempo, el barbucho se excusó de no estar en el adiós, prometiendo que se iba a contactar espiritualmente con el iñor.
En el plano amoroso, al hombrón le iba bien, sobre todo con las mujeres más altas, y eso que siempre fue tacuaco y tampoco tenía grandes riquezas que ofrecerles.
Su rostro empezó a ser común en la farándula a mitad de los años 90, pues era el pololo de la modelo rusa Inessa Sorokina, quien era tan amiga de Tonka que no vio peligro en “prestarle” su novio para ayudarla a salir del foso en que estaba tras el fin de su romance con el ingeniero comercial Yves Duvauchelle. En 2004 la croata, de entonces 28 años, conoce a este sanador, 15 años mayor, y surgió el amor casi de inmediato.
Como Parived era tan, pero tan misterioso; no hablaba con la prensa y nadie sabía en qué trabajaba, empezó a correr la voz de que vivía a costillas de Tomicic. Con el aumento de la copucha, se empezó a saber que le hacía a las antigüedades, que era una especie de gurú y discípulo de Osho, el maestro espiritual indio que le puso Parived, que significa “el sonido del más allá”.
Para detener el feroz pelambre, la propia Inessa y hasta la Vivi Kreutzberger salieron a defenderlo, alegando que no era chanturro, como varios juraban, sino que de verdad tenía poderes para sosegar a los mortales, como Mauricio Correa, a quien aconsejó y guió durante la dura batalla contra la leucemia. Otro de sus cercanos es el paltón Leonardo Farkas.
Entre medio, en 2012, se supo que el chamán tenía una demanda por no pagar una suma de 9 palos al instructor de meditación Marco Antonio Miranda. "Nosotros estamos dispuestos a pagar estos costos y esto tiene que ver con un proceso judicial que está en camino y eso es lo que está pasando", dijo la ex modelo en su tribuna del "Bienvenidos".
Geisho
En cada aparición pública, el cincuentón, que profesa el judaísmo, camina atrás de su mujer, esquivando las cámaras y sin decir una palabra.
Amigos de la pareja cuentan que él jamás ha querido colgarse de la fama de ella, por el contrario, su misión en la tierra es que ella brille solita.
Y eso no es todo. Además de andar como llavero, "Pari" se lo pasa preocupado de verle los contratos y ofrecimientos de pega a su amada. Cada asunto lo analiza con paciencia de burro, se concentra, y elige lo que más le conviene a Tonkita.
El matrimonio fue lo mismo. También fue obra absoluta de su producción. Hizo las movidas para que la boda fuera de ensueño, tal como la quería su patroncita, cuando tuvo todo listo, sólo le indicó que pidiera dos semanas de vacaciones en abril y que el vestido lo tuviera listo pa’ sacarlo de la cartera.