Peques con dramas son reyes de los culebrones

Los cabros chicos tienen tomadas las teleseries nacionales. De día, tarde y  en la noche los protagonistas son ellos y con el denominador común de que toditos lidian con dramones con sus taitas y comparten conceptos como la adopción, mamás empoderadas y machotes con bastante instinto paternal.

Las tres producciones dramáticas que Mega tiene al aire, “Te doy la vida”, “Ámbar” y “Sres. Papis” se centran en chiquilines que buscan a sus papis biológicos y éstos luchan por estar con ellos. En TVN, “El Camionero” corre por la misma vereda. Las cuatro, por lo demás, con bacán rating.

¿Moda o coincidencia?

Carlos Galofre, guionista de la ficción del “7” protagonizada por Marcelo Alonso, Mane Swett y la pequeña Magdalena Urra,  explica el fenómeno. “Se ha dado justo que se parecen las historias, pura coincidencia, desde un comienzo la historia de ‘El Camionero’ fue con una hija. Creo que si uno ve la imagen de país, los niños están muy integrados en todo y consumen televisión y en el horario vespertino ven mucha tele. Entonces si ponen niños preadolescentes, jóvenes o chicos se van a sentir más reflejados y verán más tele y habrá más rating”.

María Eugenia Rencoret,  directora general del Área Dramática del “9”, se inclina por estar a caballo con los “cambios de la sociedad que ha variado mucho”. “Antes la mamá se quedaba en la casa, ella se preocupaba de los niños y del hogar. Hoy la vida ha cambiado y el papá está mucho más presente, por eso los roles han tenido que compartirse y bueno a eso le ponemos la cuota de drama que necesita cualquier producción”.

Identificación

Para el sicólogo Sergio Schilling, el origen de tanto culebrón igual es porque están reflejando la  realidad de las familias chilenas.  “Fíjate que en la mayoría de las teleseries se ven padres o madres solteras, o que no establecen un relación entre ellos, siempre hay un elemento de ese tipo, eso refleja que más del 60% de las familias son uniparentales y por eso se busca la identificación. Una cosa que se explota, sea como sea el niño, es el tema del desamparo, además las madres ponen las reglas y los papás juegan con los niños, eso pasó en las películas hace 20 años, pero como nosotros estamos 20 años atrasados ahora llegó ese recurso”.

Por su parte, Luis Breull, periodista, experto en industria televisiva y audiencia, hace hincapié en la necesidad de que las ficciones lleguen a un público más lolo. “Son hartos niños adoptados y abandonados, que creo que es casi que coincidencia... Lo que hacen es usar niños que permiten abrir las tramas, que han tenido alguna situación de abandono o que te generan más carga dramática que un niño común. Cargando a los niños con más drama permites jugar más con la historia de los adultos, son recursos dramáticos. Esto porque al trabajar con niños abres un poco más los segmentos hacia los grupos que ya han dejado de ver televisión abierta, puedes reconvocar al público infantil y juvenil. Por eso las teleseries exitosas del último tiempo han trabajado con elencos más jóvenes”.

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