''Hay mucha desinformación y creo que estoy contribuyendo, por lo menos a responder algunas preguntas como chileno, latinoamericano o medio 'sudaca'. Traigo un conflicto de una manera íntima. Yo viví con los grupos armados, estuve con ellos, conocí su día a día. Cuántas balas les faltan o con cuántos celulares andan'', adelanta Said, que se paseó por el norte de Siria y por los países fronterizos, Irak, Región Autónoma del Kurdistan, Jordania, El Sínai y Turquía.
-¿Cuál fue el mayor peligro que viviste?
- Estábamos en medio de un bombardero y tuvimos que correr a una casa de seguridad del grupo Al Qaeda y refugiarnos ahí. Cuando se van los aviones y pensamos que se relajaba la cosa, empieza a atacar el Estado Islámico, cuando empezaron a ocupar morteros que atraviesan las casas, salimos arrancando.
-¿Nada más?
- Otra experiencia dura fue en un campo de refugiados y tomé los testimonios de los niños que son muy parecidos a los chilenos. Les daba chocolate, de lo poco que me pude conseguir y, cuando salgo de ahí, entro en Turquía y me llaman de ONU para saber dónde estaba, porque habían explotado un choche bomba del Estado Islámico en el área de refugiados y habían muerto 67 personas, 39 niños... Más de alguno lo debí haber conocido.
Para tratar de no poner el pellejo en tanto riesgo, el valiente estudia dónde y cómo han sido los secuestros sus colegas para evitar situaciones similares. Siempre ando con dos pasaportes, el norteamericano me sirve para algunos países; el otro es el chileno, que me ha salvado de muchos problemas, como que me tienen compasión por ser chileno.
-¿No tienes rollos con la muerte?
- Por supuesto, tengo mucho miedo, pero el miedo es el mejor instinto para salvarte.